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Voto de Maldito Bastardo:
6
29 de enero de 2007
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El universo Dumont y el de Verhoeven parecen que están más cerca de lo que podría imaginarse. “Flandres” podría ser un acercamiento a las aventuras espaciales de unos niñatos pijos argentinos condenados a una muerte segura o un libre remake de “El cazador”. Aunque Dumont es Dumont y aquí nuevamente ofrece una sobredosis del cine al que nos tiene acostumbrado y permanece inédito en salas españolas: secuencias largas, silencios, fornicación pasional (está vez con eyaculación precoz) y una historia construida desde sus personajes buscando la empatía del espectador.
Las armas visuales de Dumont son tan odiables como sugerentes pero hay aspectos interesantes en la propuesta: el de cómo un ser aparentemente bondadoso se convierte en un Rambo violador cuando va a la guerra, de la asimilación de ese “conflicto” indeterminado y atemporal con uno actual por parte del espectador, el de Oriente Medio, y de las crueldades de cualquier guerra y la desesperación (esta vez en forma de locura) de los que se quedan en casa.
Aunque me deja algo frío, Dumont esta vez sugiere y acierta con sus planteamientos tal y como indican sus pretensiones en forma de frase no póstuma: “Con mis películas busco crear tensión con una historia sencilla, hostilidad entre dos o tres personajes, un lugar, un paisaje... para provocar al espectador, para que piense, para que reaccione.”
Espero que el director francés lleve a cabo su proyecto junto a Tom Cruise y Brat Pitt y deje un poco ya a esos actores no profesionales. Su respuesta es muy convincente cuando le preguntan por el tema: “Lo importante de las estrellas no es el actor sino su relación con el público.”
Y como esta crítica parece más un recopilatorio de entrevistas (a modo de investigación) junto mis opiniones me despido con Carlos Boyero, que también reaccionó con los planteamientos de Dumont y acertó en sus predicciones. Les dejo esa nueva joya de la literatura en el spoiler por resumir en sus breves líneas 90 minutos:
Las armas visuales de Dumont son tan odiables como sugerentes pero hay aspectos interesantes en la propuesta: el de cómo un ser aparentemente bondadoso se convierte en un Rambo violador cuando va a la guerra, de la asimilación de ese “conflicto” indeterminado y atemporal con uno actual por parte del espectador, el de Oriente Medio, y de las crueldades de cualquier guerra y la desesperación (esta vez en forma de locura) de los que se quedan en casa.
Aunque me deja algo frío, Dumont esta vez sugiere y acierta con sus planteamientos tal y como indican sus pretensiones en forma de frase no póstuma: “Con mis películas busco crear tensión con una historia sencilla, hostilidad entre dos o tres personajes, un lugar, un paisaje... para provocar al espectador, para que piense, para que reaccione.”
Espero que el director francés lleve a cabo su proyecto junto a Tom Cruise y Brat Pitt y deje un poco ya a esos actores no profesionales. Su respuesta es muy convincente cuando le preguntan por el tema: “Lo importante de las estrellas no es el actor sino su relación con el público.”
Y como esta crítica parece más un recopilatorio de entrevistas (a modo de investigación) junto mis opiniones me despido con Carlos Boyero, que también reaccionó con los planteamientos de Dumont y acertó en sus predicciones. Les dejo esa nueva joya de la literatura en el spoiler por resumir en sus breves líneas 90 minutos:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
“Pero el agradable oasis (…) no te libra de que continúe el castigo extenuante en la indigna Sección Oficial. “Flandres”, dirigida por Bruno Dumont, señor prestigiado que consiguió aquí hace siete años mogollón de premios con su naturalista aunque también grotesca “L'Humanité”, supera sus anteriores y presuntuosas naderías. En esta ocasión, describe en planos vacíos, con diálogos patéticos que pretenden ser sugerentes, sin nada que merezca la pena ser contado, el subterráneo idilio entre una ninfómana rural y el tarugo de uno de sus amantes. El segundo decide irse a la guerra (no especifican cuál) y viola a mujeres; están a punto de castrarle, e, imperdonablemente, logra sobrevivir. Mientras tanto la tarada está internada en un frenopático. Se reencuentran, el autista le confiesa su ancestral amor, se agarran de la mano pero no se sabe qué les depara el futuro. Es difícil encontrarse con una película tan necia. Seguro que le cae algún premio.”