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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
9
Intriga Scottie Fergusson (James Stewart) es un detective de la policía de San Francisco que padece de vértigo. Cuando un compañero cae al vacío desde una cornisa mientras persiguen a un delincuente, Scottie decide retirarse. Gavin Elster (Tom Helmore), un viejo amigo del colegio, lo contrata para un caso aparentemente muy simple: que vigile a su esposa Madeleine (Kim Novak), una bella mujer que está obsesionada con su pasado. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2012
34 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
…¿Es posible enamorarse de un sueño? ¿De algo que realmente no existe pero queremos, anhelamos y necesitamos para sobrevivir? Los espectadores nos enamoramos de proyecciones, de espejismos de una mentira conocida que aceptamos como verdad, que nos arrastra y nos conmueve, que nos engaña y nos seduce, que deseamos revelar y descubrir sus secretos, para hacernos descender en una interminable espiral. El cine siempre ha sido un truco de hipnosis, del artificio de lo invisible y “Vértigo” la magia que salió de la chistera de Alfred Hitchcock.

Como suele ocurrir en estos casos su camino y creación parecen ahora procedentes de un rocambolesco destino. Hitchcock quiso hacerse con los derechos de la novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejac (‘Celle qui n’était plus’) que finalmente adaptaría H.G. Clouzot en una de las cumbres del cine de suspense en “Las diabólicas”. Los autores ‘recompensaron’ al mítico director escribiendo ‘D'Entre Les Morts’ y ofreciendo los derechos a Paramount para que fuera llevada a la pantalla por él.

Esa catarsis del cine, el destino y la hipnosis la convierte en un ejercicio de prestidigitación: ¿No es el cine un espacio limitado en el que quedan atrapados sus personajes? ¿En el que están condenados a volver a asomarse y caer por el abismo? ¿A resurgir nuevamente de sus cenizas para volver a repetir el proceso? Woody Allen en “La rosa púrpura del Cairo” jugó con una posibilidad de escape ante ese trágico e interminable destino y espiral, pero “Vértigo” se centra en el ritual del proceso y del avance hacía la caída. Ensombrecida y espectral, recubierta por un halo de necrofilia y bucles infinitos, el destino en caída libre marcando la gravedad y precio de enamorarse de algo que no existe. La trama policial acaba siendo un mero mcguffin para centrarse en ese obsesivo, fetichista y necrofílico amor. Realmente “Vértigo” es un drama romántico en plenitud y tragedia.

La muerte y el amor arrastran la marea del suspense, lo anulan hasta darle el toque de gracia. Ese fue el motivo por el que Hitchcock da una estacada mortal a la incertidumbre y decide desvelar el misterio para que nos centremos en las dudas de esos seres perdidos en esa espiral en la que están atrapados sus destinos. El miedo a aceptar el sino se impone: todos estamos suspendidos y aferrándonos a la vida y mirando en la distancia a la muerte, guiados como Scottie por señales que nos conducen a través de lo fortuito. Tal vez el título original de la novela -y elegido en nuestro país- sea el más apropiado para entender esta obra maestra imperecedera. Volver de entre los muertos, como Scottie, como Madeleine, como San Francisco, como los espectadores que quedan tan desamparados como su protagonista. Porque hagamos lo que hagamos siempre caeremos…

… y volveremos a caer…
Maldito Bastardo
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