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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
6
Drama. Acción Un veterano de Vietnam (Nolte) abandona el mundo de las artes marciales mixtas para trabajar en una fundición de acero. Sus graves problemas con el alcohol han destrozado a su familia, pero llega un momento en que, arrepentido, deja la bebida y decide entrenar a su hijo más joven (Tom Hardy) para que participe en un torneo de artes marciales, en el que también participará su hermano mayor (Joel Edgerton). (FILMAFFINITY)
23 de diciembre de 2011
47 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo “Warrior” veo que la diferencia con nosotros es que allí los problemas familiares se arreglan a puñetazos y patadas voladoras (por obra y gracia de Chuck Norris) y aquí, en España, en un plató de Telecinco. En ambos casos existe un flagrante ánimo de lucro… Las emociones viscerales en directo, remover los vertederos del pasado tortuoso de los protagonistas, los arrebatos más lacrimógenos explotados con los recursos más efectistas, los primeros planos y los contraplanos de los familiares emocionados y/o afectados son el pan de cada día de la telebasura. El filme de Gavin O'Connor tiene todo lo anterior pero no es cine-basura porque tiene una historia suficientemente potente y resuelta no por golpes de efectos sino con golpes de verdad. Autenticidad directa gracias a las buenas interpretaciones y presencia musculo-facial de Tom Hardy, Joel Edgerton y Nick Nolte.

Las películas que hablan de la separación absoluta y la unión en el lugar menos propicio tienen encanto. Sobre todo cuando, entre hermanos, amar es golpear y golpear es amar… pero también es cierto que hay películas que llegan tarde y pronto. Eso quiere decir que aparecen en el momento exacto en el que otro objeto provocó un oleaje mediático hace poco tiempo y al llegar demasiado pronto allí no queda más que un hueco vacío y sin corriente. “The Fighter”, nominada a 7 Oscars y ganadora de 2, fue ese objeto que estrenado un año antes que de “Warrior” se llevó los laureles y los claveles… y no ha dejado, al parecer, ninguno… Como mucho algún pétalo para Nolte. No es la primera vez que pasa… Le ocurrió a “Historia de un crimen” con “Capote”, por citar uno de los últimos ejemplos. Y al igual que me ocurría con la película de Douglas McGrath me quedo con ese segundo impacto porque, admitámoslo, son películas estrenadas desde la catarsis y crecimiento que predican. Son esos objetos perdedores que quedan en medio de la nada, desorientados y descubiertos por el gran público como una pequeña gema brillante sin valor para otra gran mayoría. Y ese aparentemente pequeño mérito se convierte en un gran triunfo.
Maldito Bastardo
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