Las alucinaciones del protagonista son el eje sobre el que gira todo el argumento. A veces es imposible saber si sus pajas mentales, a modo delirios de su genialidad dictatorial e individualista, son o no objeto de la realidad. Porque “El rey de la comedia” es una película mucho más profunda de lo que parece. Se confrontan dos escenarios que palpan en puntos de vista del artista y el del espectador. Scorsese confronta ambos entornos añadiendo otro punto de vista del propio famoso al de su aspirante: la de la acomodada fama con su lado negativo. La obsesión de los terceros y sobre estos últimos que acaban haciendo lo imposible por conseguir un reconocimiento que nunca obtendrán. O tal vez sí.

Esa amalgama podría dar rienda suelta a los espejismos paranoicos de un esquizofrénico parlante o ser una nueva revisión y parodia del sueño americano.

‘Mejor rey una noche que bufón toda una vida’.

El extraño suceso de la fama que viene de rebote o rebotada. Así de azarosa es la vida del artista y de la comedia, dramática o no. La película plantea en todo momento que es la realidad o la ficción… La madre siempre se encuentra en off, fuera de contexto. Las alusiones y las falsas vivencias hacen planear si el fin justifica los medios. Para Rupert Pupkin seguro que sí.