No se trata una adaptación de Roahl Dahl ni tampoco de Fellini & Cia… pero se trata también de cine y ficción extraordinarias. Con un potente guión que tal vez deje descompensado un poco la historia de H. Deja ese poso como en los títulos de crédito finales ¡Siempre de viaje! mirando a esa carretera interminable que es la vida a veces… Lo mas bonito es haber estado en los meses de rodaje, parece el texto de las postales finales.
“Historias extraordinarias” son ‘historias’ de personajes que forman coordenadas: X (el propio Mariano Llinás), Z (Walter Jakob) y H (Agustín Mendilaharzu) en un filme de cuatro horas de duración que deambula entre lo ambicioso y el talento por la perplejidad de la narración. La voz en off es un elemento extraordinario porque explota cada plano y se convierte en un relato filmado. Un relato cuyas páginas nunca llegan a rellenar todos los huecos de los planos. Queda esa esencia perdida que volvemos a presencias en este filme. ¿Está bien que nos cuenten todo? Por supuesto que no porque aquí el narrador cuenta y narra su punto de vista. Su percepción del mundo frente a la visión habitual del director.

Tal vez hayamos olvidado el acto de descubrir, el espectador se sienta, ve y, como mucho, saca conclusiones si la cinta tiene cierta profundidad. Volvemos a ver el cine de aventuras como la monotonía del día a día cambia con un evento para llegar a otro punto. Su tono neutro al dialogar la voz en off ayuda a que seamos nosotros quienes sintamos y elaboremos nuestra propia perspectiva de la historia. Que también nos sorprendamos con todo lo que ocurre a los personajes en sus historias extraordinarias, en el cine extraordinario que les rodea.