Puede que "El código Da Vinci" vaya a ser uno de los filmes más taquilleros de los últimos lustros. Puede que el bestseller de Dan Brown fuese todo lo criticable que uno quiera. Puede que Tom Hanks no fuese el preferido de nadie para encarnar a Robert Langdon.
La realidad es que desde que se anunció la adaptación de la novela de Brown, la vorágine de marketing y las inteligentes y controvertidas discusiones por su contenido la arrastrasen a ser el estreno del año.

No me explico tampoco el presupuesto de la cinta teniendo en cuenta el resultado final. Los flash-backs insertados a golpe de ordenador, granulados y a lo CSI que acompañan a todo el filme, no resultan en absoluto tan ostentosos para ventilarse los más de cien millones de dólares de presupuesto.
Hasta los infames flash-backs de la inenarrable "Premutos" con esa misma postproducción podrían colar.

Me temo que los 20 millones de nómina de Hanks, los otros tantos de Ron Howard, el pago a golpe de talonario para rodar en el Louvre y entre otras localizaciones reales y toda la pasta que han dedicado a promocionar la cinta (incluyendo el soborno a Cannes) han abultado el presupuesto.

Respecto al filme me surge una película ¿Pero alguien esperaba algo decente?
Yo no, pero al menos algo entretenido. Y es que todos los lamentables recursos y soluciones narrativas de la mal escrita novela de Brown podían colar para evitar el abandono.
Vistas en una pantalla huelen. Cantidad.
Todas las soluciones de guión son el ejemplo perfecto de lo que no se tiene que hacer nunca. Recurrir a los flash-backs es malo. Redundar en los mismos con tan poca clase y estilo conducen a "El código Da Vinci" a lo desidioso. A lo soso, aburrido y sin gancho.
No hay emoción e intensidad. Ni siquiera funciona la edulcorada, artificial y desatinada dirección del rey de los pasteles.
Todo queda abocado a la risa paranoica por sus momentos lamentables. ¡Esas palomas! ¡Esos momentos de tensión para luego dar un giro que no se cree nadie! ¡Y vuelta a hacer lo mismo! ¡Una y otra vez!

Y es que si durante dos horas y media observamos a Forrest Gump obsesionado con su pozo, a la Amelie traumatizada por ver a dos momias fornicando a luz de unas velas, a Leon el profesional con la misma cara de palo y a Magneto aka Gandalf intentando creerse algo de su papel, las cosas sabemos que nunca llegarán a buen puerto.

"El código Da Vinci" es imposible que funcione por un sencillo handicap que tiene en contra ¿A quién puede sorprenderles los ya de por si nulos golpes de efecto que ha leído? ¿Han pensado los productores y los guionistas que más de media humanidad ha leído la novela?
Hasta los remakes sorprenden más por una sencilla razón: el material original funcionaba dramáticamente. La novela de Dan Brown como mucho, mucho y mucho sobre el papel.