Media votos
1.7
Votos
27
Críticas
4
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Oflineuk:
3
7.1
25,273
Drama
Cuatro profesores de instituto se embarcan en un experimento sociológico en el que cada uno de ellos deberá mantener la tasa de alcohol en su cuerpo al mismo nivel, durante su vida diaria, intentando demostrar de esa manera que pueden mejorar en todos los aspectos de su vida. (FILMAFFINITY)
23 de diciembre de 2020
120 de 193 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Otra ronda, cuatro profesores de secundaria que ya han cumplido los cuarenta deciden poner en práctica la teoría de un psicólogo noruego, según la cual mantener un nivel moderado de alcohol en sangre te hace ser más creativo y desenvuelto.
Thomas Vinterberg, uno de los directores europeos de cine de autor más reconocidos —y sobrevalorados para quien esto escribe— vuelve a poner sobre el tapete un tema incómodo que contraviene los valores de la sociedad occidental (el consumo excesivo de alcohol) como ya hiciera en La caza (la acusación de abuso sexual a un menor) y La comuna (la vida en una comuna en los años 70). En los tres casos, el danés comete el mismo pecado: en vez de explorar su propuesta hasta el final, se pone moralista y recula para virar hacia el melodrama más convencional (ver spoiler), tan del gusto de los dadores de premios.
En una escena, Martin (Mads Mikkelsen) propone a sus alumnos elegir entre tres candidatos a presidente, dos de los cuales beben y fuman en exceso, gozan de mala salud y tienen comportamientos reprobables, mientras el tercero no. Y escogen al tercero, claro, sin tomar en consideración su capacidad, experiencia, proyectos, ideología... Un perfecto ejemplo de lo tramposa que resulta la película, desde el estudio tan poco científico que llevan a cabo (una misma cantidad de alcohol afectará de manera diferente a un individuo según la edad, constitución física, hábitos, alimentos ingeridos, etc.) hasta el uso del alcoholímetro justo después de la ingesta, como si el organismo asimilara el alcohol ipso facto. Y así hasta perder el control.
Dos aspectos evitan que el desastre sea absoluto: la dirección, cámara en mano, con predominio de planos medios y cortos y tomas de poca duración, logra así implicarnos con los personajes y dar ritmo a la narración; el elenco, con Mads Mikkelsen a la cabeza, cumple con holgura.
Como los protagonistas de Otra ronda, Vinterberg y su colega Von Trier —con Nymphomaniac y La casa de Jack— parecen atravesar también una crisis de la mediana edad en la que se dedican a provocar por provocar. Brindemos por que se les pase pronto.
Thomas Vinterberg, uno de los directores europeos de cine de autor más reconocidos —y sobrevalorados para quien esto escribe— vuelve a poner sobre el tapete un tema incómodo que contraviene los valores de la sociedad occidental (el consumo excesivo de alcohol) como ya hiciera en La caza (la acusación de abuso sexual a un menor) y La comuna (la vida en una comuna en los años 70). En los tres casos, el danés comete el mismo pecado: en vez de explorar su propuesta hasta el final, se pone moralista y recula para virar hacia el melodrama más convencional (ver spoiler), tan del gusto de los dadores de premios.
En una escena, Martin (Mads Mikkelsen) propone a sus alumnos elegir entre tres candidatos a presidente, dos de los cuales beben y fuman en exceso, gozan de mala salud y tienen comportamientos reprobables, mientras el tercero no. Y escogen al tercero, claro, sin tomar en consideración su capacidad, experiencia, proyectos, ideología... Un perfecto ejemplo de lo tramposa que resulta la película, desde el estudio tan poco científico que llevan a cabo (una misma cantidad de alcohol afectará de manera diferente a un individuo según la edad, constitución física, hábitos, alimentos ingeridos, etc.) hasta el uso del alcoholímetro justo después de la ingesta, como si el organismo asimilara el alcohol ipso facto. Y así hasta perder el control.
Dos aspectos evitan que el desastre sea absoluto: la dirección, cámara en mano, con predominio de planos medios y cortos y tomas de poca duración, logra así implicarnos con los personajes y dar ritmo a la narración; el elenco, con Mads Mikkelsen a la cabeza, cumple con holgura.
Como los protagonistas de Otra ronda, Vinterberg y su colega Von Trier —con Nymphomaniac y La casa de Jack— parecen atravesar también una crisis de la mediana edad en la que se dedican a provocar por provocar. Brindemos por que se les pase pronto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Cuando los guionistas deciden dar por finalizado el experimento, aparece de la nada la infidelidad de la esposa de Martin, que no nos llega a importar demasiado y se resuelve tan levemente como apareció. Aún menos justificación tiene el suicidio de Tommy: el filme no aporta ningún indicio que nos lleve a comprender por qué ha tomado esa decisión el segundo personaje del reparto; la moralina está muy barata en Dinamarca. El momento del funeral con los pequeños es una buena muestra de emotividad impostada. Y el final, abrazando el manido término medio, de vergüenza ajena.