Después de haber visto bastantes de sus películas, sigo sin entender qué le ve la gente a Pedro Almodóvar. A excepción de "Todo sobre mi madre", que me pareció muy buena, y de "Mujeres al borde de un ataque de nervios", que me pareció genial, todas las demás, incluída ésta, me han parecido soporíferas.

La historia, una vez más, no era mala. No era nada mala. Pero el tratamiento, el ritmo y ese look entre lo costumbrista, lo art-decó y lo popero, la convierten en algo continuamente errático, chirriante y aburrido. Almodóvar siente, siempre siente, la necesidad de gritarnos que él es un artista; la encarnación viva del Toro de Osborne vestido de faralaes. Pero como a mí me la pela el Toro, me la pela Osborne, y me la pelan soberanamente los faralaes... pues me la pela el "arte" de Almodóvar, qué le vamos a hacer, que casi siempre me resulta en exceso afectado, amanerado y hortera.

Mención especial, para terminar, de Penélope Cruz: más guapa, más jamona y más buenorra que nunca, y tan rematadamente mala actriz como siempre -salvo cuando la dirige Trueba, que consigue hacer de ella algo pasable-. Que alguien me explique, por favor, qué pinta ella, y más tan pintada, en la piel de este personaje.

En fin. Que no me gusta Almodóvar.