Una bella historia para contar, el más idóneo de los directores para narrarla, acierto actoral en su interpretación e impecable resultado en su artificio ...¿Por qué me aburrí entonces?
El guión ahonda tanto en el estado anímico del niño y el dolor a superar, que no permite apreciar otros aspectos del argumento que podían haber dado un respiro al film.

El ser humano en su periplo vital se ve obligado a enfrentar ciertos obstáculos que una vez superados, le harán evolucionar de tal forma que ya reforzado pueda continuar afrontando adversidades futuras.
Uno de los más dolorosos de estos acontecimientos es la pérdida del ser amado, el cual una vez asumida la falta y pasado el dolor inicial el individuo habrá comprendido un poco más sobre las leyes naturales a las que está expuesto y quién sabe, tal vez se sienta algo más preparado para, y una vez llegue el momento asumir su propia muerte.

En esta historia será Conor O’Malley de 12 años, quien tenga que plantearse la expectativa de que su madre fallezca a causa de una enfermedad. En su doloroso viaje contará a modo de guía con la nocturna y puntual visita; siempre a las 00:07, de un longevo y sabio árbol, el Tejo de forma antropomorfa y titánicas dimensiones.

La factura artísticas de "Un monstruo viene a verme" destaca por unos efectos digitales correctísimos, excelente fotografía y ambientación. Especial atención a los cortes de metraje animado, pequeñas joyas en si mismos. Aun así, el producto final resulta contenido, sin personalidad propia.