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Voto de Archilupo:
7
6.7
2,800
Drama
Koistinen, un guardia de seguridad nocturno, recorre las calles buscando un lugar al sol, pero la indiferencia general destroza, una tras otra, sus modestas esperanzas. Un grupo de mafiosos, que se aprovecha de su sed de amor y de su profesión con la ayuda de una mujer fría y calculadora, organiza un robo del que se acusa sólo a Koistinen. Así, pierde su trabajo, su libertad y sus sueños. Tercera parte de la trilogía que empezó con ... [+]
20 de mayo de 2008
35 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película creada por Kaurismäki a partir de ciertas constantes de su mundo estético (selección en el spoiler)*. Pulidas, estilizadas y perfeccionadas, el cineasta da con ellas un paso manierista.
Kaurismäki narra el viacrucis del precario vigilante jurado Koistinen, quien intenta mejorar laboralmente, establecerse como pequeño empresario.
Koistinen es solitario y retraído. Su iniciativa le convierte en víctima propiciatoria de la trituradora social.
Hay gángsters poderosos, organizados, despreocupados. Amos del cotarro: grandes coches, los mejores hoteles y restaurantes, licores caros, dinero fácil en abundancia. Ven en Koistinen al bobo útil, el ingenuo enamoradizo, “fiel como un perro, un tonto sentimental”, y le preparan una celada.
Mientras el crédulo Koistinen se entrega a un amor temerario, la sociedad le irá infligiendo automáticamente un maltrato coordinado, sin que haya nada personal en ello.
De gángsters, banqueros, jefes, policías, jueces y funcionarios llueven golpes más o menos físicos.
El contacto afectuoso es tan raro en ese universo gélido, regido por la soledad, que un simple unir las manos ya parece una profunda unión espiritual.
En "Luces al atardecer", su último largo de ficción hasta hoy, Kaurismäki compendia temas y planteamientos de sus películas anteriores. Con ello resta originalidad y fuerza al resultado, aunque logra un acabado y una elegancia formal magistrales.
Parece un alto en el camino, una recapitulación previa a la exploración de nuevos territorios.
(7,5)
Kaurismäki narra el viacrucis del precario vigilante jurado Koistinen, quien intenta mejorar laboralmente, establecerse como pequeño empresario.
Koistinen es solitario y retraído. Su iniciativa le convierte en víctima propiciatoria de la trituradora social.
Hay gángsters poderosos, organizados, despreocupados. Amos del cotarro: grandes coches, los mejores hoteles y restaurantes, licores caros, dinero fácil en abundancia. Ven en Koistinen al bobo útil, el ingenuo enamoradizo, “fiel como un perro, un tonto sentimental”, y le preparan una celada.
Mientras el crédulo Koistinen se entrega a un amor temerario, la sociedad le irá infligiendo automáticamente un maltrato coordinado, sin que haya nada personal en ello.
De gángsters, banqueros, jefes, policías, jueces y funcionarios llueven golpes más o menos físicos.
El contacto afectuoso es tan raro en ese universo gélido, regido por la soledad, que un simple unir las manos ya parece una profunda unión espiritual.
En "Luces al atardecer", su último largo de ficción hasta hoy, Kaurismäki compendia temas y planteamientos de sus películas anteriores. Con ello resta originalidad y fuerza al resultado, aunque logra un acabado y una elegancia formal magistrales.
Parece un alto en el camino, una recapitulación previa a la exploración de nuevos territorios.
(7,5)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
(*) Selección de constantes:
HUMOR. Negrísimo y escaso. Un energúmeno banquero, al denegar un préstamo: “No acostumbramos a prestar dinero a basura como usted”.
TRIBUNAL. Mecánico, implacable. Como robots.
CIGARRILLOS. En todas las escenas.
CÁRCEL. Conocido uniforme de raya vertical fina.
CINE. La luz de la pantalla baña los rostros de los protagonistas en sus butacas.
LACONISMO. “El asado está en el horno”. “Buen sitio...”. “Es sólo temporal”.
PUERTO. Encorvadas siluetas de grúas.
COLORES. Puros y luminosos sobre gris. Neón.
FOTOGRAFÍA. Suntuosa en interiores, futurista en exteriores.
ALBERGUE. Recurso nocturno, entre vagabundos varados.
ELIPSIS. De todo calibre. Las estaciones del año pasan en segundos: hielo, floración, sol templado. Un patadón a un cuerpo se ve en la sacudida de la mano de ese cuerpo.
MÚSICA. Habitual cóctel de rock, ópera, heavy metal, tangos, punk, insertada en elementos de las escenas (tocadiscos, gramolas, radio, actuaciones en vivo). Pero difiriendo de Bresson -que no admite en el Cinematógrafo música “de refuerzo”- también suenan, como fondo, arias de Puccini, canciones finlandesas con letras de bolero fatalista, y ‘El día que me quieras’, desgarradora.
MODELOS. Antológico el gángster flaco.
AMOR. No se ve. Apenas lo apuntan indicios muy leves.
HUMOR. Negrísimo y escaso. Un energúmeno banquero, al denegar un préstamo: “No acostumbramos a prestar dinero a basura como usted”.
TRIBUNAL. Mecánico, implacable. Como robots.
CIGARRILLOS. En todas las escenas.
CÁRCEL. Conocido uniforme de raya vertical fina.
CINE. La luz de la pantalla baña los rostros de los protagonistas en sus butacas.
LACONISMO. “El asado está en el horno”. “Buen sitio...”. “Es sólo temporal”.
PUERTO. Encorvadas siluetas de grúas.
COLORES. Puros y luminosos sobre gris. Neón.
FOTOGRAFÍA. Suntuosa en interiores, futurista en exteriores.
ALBERGUE. Recurso nocturno, entre vagabundos varados.
ELIPSIS. De todo calibre. Las estaciones del año pasan en segundos: hielo, floración, sol templado. Un patadón a un cuerpo se ve en la sacudida de la mano de ese cuerpo.
MÚSICA. Habitual cóctel de rock, ópera, heavy metal, tangos, punk, insertada en elementos de las escenas (tocadiscos, gramolas, radio, actuaciones en vivo). Pero difiriendo de Bresson -que no admite en el Cinematógrafo música “de refuerzo”- también suenan, como fondo, arias de Puccini, canciones finlandesas con letras de bolero fatalista, y ‘El día que me quieras’, desgarradora.
MODELOS. Antológico el gángster flaco.
AMOR. No se ve. Apenas lo apuntan indicios muy leves.