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Voto de La mirada de Ulises:
8
Drama. Comedia A Woody Grant, un anciano con síntomas de demencia, le comunican por correo que ha ganado un premio. Cree que se ha hecho rico y obliga a su receloso hijo David a emprender un viaje para ir a cobrarlo. Poco a poco, la relación entre ambos, rota durante años por el alcoholismo de Woody, tomará un cariz distinto para sorpresa de la madre y del triunfador hermano de David. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2014
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¿Qué haría si le tocara un millón de dólares? Eso es lo que se plantea Woody en "Nebraska", y su respuesta es comprar una camioneta nueva y un compresor... ilusión largamente madurada y también ajuste de cuentas con el pasado. Ese es el sueño de un anciano que comienza a perder contacto con la realidad y que se cree todo lo que le dicen, y que ahora cree que la participación en un sorteo significa que recibirá ya el premio anunciado en una carta engañosa. Incapaz de hacerle entrar en razón, su hijo David se prestará a llevarle a Lincoln para recoger el dinero, en lo que será un viaje de reconocimiento y reencuentro con sus raíces. En su última película, Alexander Payne vuelve a mirar con nostalgia al pasado para valorar el legado que nos dejan nuestros mayores y para tratar de rescatar esa humanidad a veces perdida. Está nominada a 6 Oscar®: mejor película, director, actor protagonista, actriz de reparto, guión original y fotografía.

El viaje de Woody y David es un intento de encontrarse a sí mismos, pues el padre está confuso en su demencia y candor, y el hijo atraviesa momentos de desorientación afectivamente... y el alcohol no es suficiente para apaciguar sus penas. Son dos seres a la deriva que necesitan pasar un rato juntos para descubrir lo que su corazón anhela, que deben profundizar en su vínculo paterno-filial para conocerse mejor, que precisan proyectos para seguir viviendo y sentir que importan a alguien. La relación entre ellos es tan entrañable como contenida y sincera, y alcanza su punto álgido en una secuencia final que deja ver toda la dignidad y generosidad de ambos. Frente a su candidez, se levanta la mezquindad de algunos parientes o la falta de escrúpulos de un viejo socio del taller... porque don dinero atrae a los moscones y saca a relucir las miserias del que parecía más amigo.

Tratados todos desde un costumbrismo que los hace cercanos, la sencillez de los vecinos y parientes -excelente trabajo de todos los secundarios- convive con el aire castizo y socarrón de Kate, con una espléndida June Squibb que logra arrancar una sonrisa al espectador con sus salidas de tono pero también una emoción honda en el hospital. Junto a ella, Bruce Dern -ya galardonado en Cannes- se expresa en su inexpresividad, demuestra todo el control y lucidez del que carece su personaje... y se hace querer en su demencia, sin saber con seguridad si no busca algo distinto al millón y, por tanto, sin saber qué camino que va a tomar... y eso porque su mente de niño está obsesionada con un sueño y un deseo, pero su corazón de padre es fuerte y constante cuando se trata de salvar al hijo. Antológica es la escena de llegada a la casa de su hermano mayor, con un humor cáustico que desarma a esa familia de pocas palabras y luces; y también el desenlace referido, tan conmovedor e inocente como su protagonista.

El guión de Bob Nelson se construye con equilibrio y ritmo ajustado, mantiene el tono triste y melancólico -poético, podríamos decir- pero a la vez respira un humor inteligente y divertido (se permite hablar de los Estados Unidos como país depauperado, sin acabar y aburrido, a semejanza del monte Rushmore), mientras que la fotografía en blanco y negro atrapa el paisaje otoñal y austero de Nebraska... en sintonía con el carácter crepuscular de los personajes y con aquel anciano que un día vimos en "Una historia verdadera". Por otra parte, Payne vuelve con este drama a trazar una road movie al pasado familiar ("Entre copas"), preocupado por restañar las fracturas familiares y por la herencia que se deja ("Los descendientes"), y atento al sentido de humanidad cuando las facultades comienzan a fallar. Lo de menos es el millón de dólares y si se trataba de un timo, porque el viaje habrá merecido la pena... al menos para Woody y David, que se sentirán satisfechos con esa camioneta y ese compresor.
La mirada de Ulises
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