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Intriga. Thriller
Roberto Bermúdez, abogado y profesor especializado en Derecho Penal, está convencido de que Gonzalo, uno de sus alumnos más brillantes, es el autor del brutal asesinato de una chica cometido frente a la Facultad de Derecho. Decidido a demostrar su versión del crimen, emprende por su cuenta una investigación que acabará obsesionándolo. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2013
56 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
No está mal que una película intente ser original, profunda, compleja, "intelectual".
No está mal que una película sea comercial, promocionada hasta en las sopas de letras, "popuplar".
Y decididamente no está nada mal cuando ambos factores se combinan, creando obras maestras para todos, como Nueve Reinas, por ejemplo.
Pero sí molesta que un film del que se espera una buena historia y pasar un buen rato, y no mucho más, pretenda exhibir supuestos diálogos inteligentes, secuencias complejas (pero sin sentido, excepto el impacto constante) y personajes aparentemente rebuscados (pero vacíos).
Así, Darín compone a un hombre solitario y ermitaño, aún romántico creyente de la justicia (¿no lo habíamos visto ya esto?), que consume whisky y hace girar monedas como pobres marcas de un personaje que no es más que el actor desnudo frente a la cámara. Ni siquiera las constantes ingestas de alcohol lo modifican.
Ammann interpreta a un demonio molesto, psicópata sacado de cualquier película de terror barata. Y, por último, y para decepción de muchos, Arturo Puig, Calu Rivero y Mara Bestelli son apenas personajes secundarios, con una injerencia mínima en la película: no hacen mucho más que ser funcionales a la trama, sin demasiadas justificaciones de sus motivaciones (el trío entre el protagonista, su ex esposa y el juez nunca termina de explicarse ni de convencer).
Que en una película que presenta un crimen a resolver trabaje con un solo sospechoso (o, si se quiere, dos: antagonista y protagonista) habla de una confianza absoluta en la robustez de los protagonistas. Ésta es inexistente, pues se trata de personajes planos, que actúan siempre igual, y que sostienen entre sí diálogos inverosímiles e inconsistentes en torno al más elemental planteo de la filosofía del derecho.
Sólo queda entonces por rescatar algunas buenas intenciones en la dirección (en especial, de la fotografía) y cierto clima de tensión, que es mayormente generado por los planos elegidos y por una música que a veces puede resultar excesiva en sus resaltados.
En fin, un producto comercial, que pretende salir del circuito, pero con argumentos muy pobres, lo que sin dudas lo condenará a un rápido olvido (y, me arriesgo a decir, también a un fracaso comercial en relación a las expectativas; el boca en boca es más fuerte que cualquier publicidad).
No está mal que una película sea comercial, promocionada hasta en las sopas de letras, "popuplar".
Y decididamente no está nada mal cuando ambos factores se combinan, creando obras maestras para todos, como Nueve Reinas, por ejemplo.
Pero sí molesta que un film del que se espera una buena historia y pasar un buen rato, y no mucho más, pretenda exhibir supuestos diálogos inteligentes, secuencias complejas (pero sin sentido, excepto el impacto constante) y personajes aparentemente rebuscados (pero vacíos).
Así, Darín compone a un hombre solitario y ermitaño, aún romántico creyente de la justicia (¿no lo habíamos visto ya esto?), que consume whisky y hace girar monedas como pobres marcas de un personaje que no es más que el actor desnudo frente a la cámara. Ni siquiera las constantes ingestas de alcohol lo modifican.
Ammann interpreta a un demonio molesto, psicópata sacado de cualquier película de terror barata. Y, por último, y para decepción de muchos, Arturo Puig, Calu Rivero y Mara Bestelli son apenas personajes secundarios, con una injerencia mínima en la película: no hacen mucho más que ser funcionales a la trama, sin demasiadas justificaciones de sus motivaciones (el trío entre el protagonista, su ex esposa y el juez nunca termina de explicarse ni de convencer).
Que en una película que presenta un crimen a resolver trabaje con un solo sospechoso (o, si se quiere, dos: antagonista y protagonista) habla de una confianza absoluta en la robustez de los protagonistas. Ésta es inexistente, pues se trata de personajes planos, que actúan siempre igual, y que sostienen entre sí diálogos inverosímiles e inconsistentes en torno al más elemental planteo de la filosofía del derecho.
Sólo queda entonces por rescatar algunas buenas intenciones en la dirección (en especial, de la fotografía) y cierto clima de tensión, que es mayormente generado por los planos elegidos y por una música que a veces puede resultar excesiva en sus resaltados.
En fin, un producto comercial, que pretende salir del circuito, pero con argumentos muy pobres, lo que sin dudas lo condenará a un rápido olvido (y, me arriesgo a decir, también a un fracaso comercial en relación a las expectativas; el boca en boca es más fuerte que cualquier publicidad).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final resulta simplemente un alivio: durante toda la película uno teme que sus juicios se vayan al demonio, y que todo lo malo que se vio hasta ahora repunte en una historia magnífica, en un plan maquiavélico del crimen. No sucede nada de eso: el asesino es el mismo sospechoso de toda la película, con el gran toque original (nótese la ironía) de un irrelevante mensaje: una cosa son los hechos, y otra cosa es la justicia de los hombres, que defiende lo legal, pero no lo justo.
Además, resalto dos elementos argumentales que me parecieron pésimamente usados:
1. La escena de Calu Rivero en el baño, descubriendo el formol, los guantes y la jeringa. Nada para decir: parece que Roberto es un gran abogado, pero un flor de pe... (¿podríamos decir lo mismo del guionista...? ¡NO! Digamos solamente que pecó de vagancia al resolver esto con semejante simpleza).
2. ¿Cómo puede ser que el sospechoso entregue un trabajo en torno al asesinato de la chica llamado "Tesis sobre un homicidio" y no se menciona ni una línea de ese trabajo? Creo que es un hueco enorme del film...
Por otro lado, una infidencia: en la crítica del diario La Nación, un buen crítico como Diego Batlle escribió lo siguiente: "Gonzalo (Alberto Ammann), un joven recién regresado a la Argentina que es hijo de Felipe Ruiz Cordera (Arturo Puig), un juez y viejo amigo del protagonista". Este importante error al describir las relaciones de los personajes habla por sí solo: Puig resulta tan secundario, y el personaje de Gonzalo es tan endeble, que su historia se puede confundir con cualquier otra.
Además, resalto dos elementos argumentales que me parecieron pésimamente usados:
1. La escena de Calu Rivero en el baño, descubriendo el formol, los guantes y la jeringa. Nada para decir: parece que Roberto es un gran abogado, pero un flor de pe... (¿podríamos decir lo mismo del guionista...? ¡NO! Digamos solamente que pecó de vagancia al resolver esto con semejante simpleza).
2. ¿Cómo puede ser que el sospechoso entregue un trabajo en torno al asesinato de la chica llamado "Tesis sobre un homicidio" y no se menciona ni una línea de ese trabajo? Creo que es un hueco enorme del film...
Por otro lado, una infidencia: en la crítica del diario La Nación, un buen crítico como Diego Batlle escribió lo siguiente: "Gonzalo (Alberto Ammann), un joven recién regresado a la Argentina que es hijo de Felipe Ruiz Cordera (Arturo Puig), un juez y viejo amigo del protagonista". Este importante error al describir las relaciones de los personajes habla por sí solo: Puig resulta tan secundario, y el personaje de Gonzalo es tan endeble, que su historia se puede confundir con cualquier otra.