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Voto de Néstor Juez:
7
Drama La historia de un legendario director llamado J.J. "Jake" Hannaford, que regresa a Hollywood desde los años de semi-exilio en Europa, con planes para completar el trabajo en su propia película, también titulada "Al otro lado del viento" y volver al estrellato... Último largometraje de Orson Welles, terminado en 2018 por un equipo de profesionales siguiendo las anotaciones del realizador. (FILMAFFINITY)
2 de diciembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acto seguido, alrededor de las 20:10, llegó el momento de ver la última película de una leyenda del cine que lleva décadas muerto, una película que finalmente se ha finalizado y editado por completo cuarenta años después de que se rodara: la película Al otro lado del viento, proyecto de Orson Welles (que una vez más vuelve a estar en el calendario cinéfilo aunque, paradójicamente, por una nueva película) finalizado gracias al apoyo de Netflix y que se proyectó fuera de concurso en el último Festival de Venecia. Tras años exiliado en Europa, el legendario director Hannaford (John Huston) vuelve a Hollywood. Prepara la finalización de la última película que allí rodó, Al otro lado del viento. Una película ambiciosa que le volverá a colocar en primera plana, pero para llevarla a puerto necesita apoyo. Un apoyo que procurará conseguir en una fiesta privada, en las que se codeará con gente como el exitoso realizador Otterlake (Peter Bogdanovich). Una película rodada hace décadas cuyo montaje ha sido finalmente llevado a cabo con la supervisión de un equipo creativo que ha seguido las directrices de Welles. Aunque él, por razones obvias, no se encuentra detrás de la película que ahora vemos, la esencia de su cine se siente. Al estilo de Fraude, tenemos otro ejercicio de metaficción, un ensayo visual tan fascinante como misterioso. Se compone de grabaciones de la fiesta al estilo de un reportaje, grabaciones del proceso de entrevista y preguntas de los periodistas a Hannaford y los fragmentos de la propia película de Hannaford, encontrando por así decirlo dos películas en una, cine que habla de cine y una que habla sobre como se construye la otra. La película de Hannaford, terror setentero italiano que es todo un pre-giallo, tiene una fuerza visual fascinante y es francamente perturbadora. El estilo de la película, de planos cortos y montaje frenético, atrapa al espectador y no le da respiro, en un producto refrescante en este momento por lo que difiere del estilo visual que se practica hoy en día. Y el guión nos mantiene inquietos en una lucha sagaz de constante requiebro que con ingenio nos sitúa en una lucha de egos carismática y pícara, de diálogo vivo y matizado discurso artístico. Bien es cierto que la película se pierde en sus propios excesos, con instantes crípticos y un desarrollo argumental que se atasca en su tercera parte, previa al desenlace. Con esto y con todo, una película desafiante que se mueve en unos parámetros alejados del resto, y que recomendamos a nuestros lectores que se enfrenten a ella. Lo mejor de la cosecha del ciclo.
Néstor Juez
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