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Voto de Néstor Juez:
7
Drama Biopic de Lady Di que cuenta la historia de un fin de semana crucial a principios de los años 90, cuando la princesa Diana -de nombre Diana Frances Spencer- decidió que su matrimonio con el príncipe Carlos no estaba funcionando, y que necesitaba desviarse de un camino que la había puesto en primera fila para algún día ser reina... El drama tiene lugar durante tres días, en una de sus últimas vacaciones de Navidad en la Casa de Windsor ... [+]
19 de noviembre de 2021
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Independientemente de las sensibilidades artísticas de los equipos creativos implicados en sus producciones, hay algunas películas que se venden solas por sus características narrativas y tipológicas. Hasta tal punto que recurrir a festivales para embeberlas de prestigio puede incluso resultar superfluo. Tal es el caso de los biopics, género de probado interés popular por mucho que la crítica no deje de rabiar. La película que nos ocupa ha creado expectación por la figura retratada y el aliciente de la interpretación de su actriz principal, mientras que servidor ardía en deseos de verla por el realizador que la firma. Se trata de Spencer, nueva película del chileno Pablo Larraín con Kristen Stewart encarnando a Diana de Gales que fue presentada en la Sección Oficial del pasado Festival de Venecia. Su recibimiento crítico ha sido tibio, pero la alta estima en la que tengo a Stewart y mi admiración por el cine de Larraín hicieron inevitable que la cubriera con prontitud. Spencer es una película que transmite con fuerza sus ideas y utiliza los recursos cinematográficos con incuestionable destreza. Un ejercicio atmosférico desasosegante que, eso sí, agota sus ideas demasiado pronto.

Una volcánica golondrina encerrada en una jaula de cristal. Un deslumbrante astro resistiéndose a ser domado. Una joven luchando por preservar la esencia en un despiadado entorno regido por la tradición. Un universo regio del protocolo y de lo previamente establecido, que busca de ella crear un icono recto para lucir a la sociedad. La futura reina refugiándose en sus vástagos y en recorrido emocional para volver a ser, simplemente, Diana Spencer. Purgatorio real navideño de tres días con madre en constante punto de fuga. Un filme detallista ante todo en su retrato de las férreas normas, agendas y tradiciones que siguen todos los actores que operan en Windsor, desde los miembros de la familia real hasta el chef o el último del servicio. Un mundo cerrado presa de las apariencias donde nada se puede improvisar. La puesta en escena de esta idea es lo mas jugoso de la película: las marciales procesiones de legiones de mayordomos, criadas, responsables de vestuario o cocineros que al unísono siguen una estudiada coreografía de actos estandarizados hasta el último gesto. Filme engalanado de muchos quilates a nivel audiovisual: Larraín siempre tuvo mano orquestando los movimientos de cámara, y aquí esta se desplaza en estilizados movimientos laterales o circulares de aproximación, acomodándose por ópticas angulares y composiciones cuidadas con simetrías y especial cuidado a los pequeños detalles de dirección artística que dotan de dimensión a los lugares recreados. Recurre al fotoquímico para dar una brumosa textura de fragilidad, y a la opresiva y desquiciante música de Jony Greenwood para apuntalar el tono de demencia. Cómo cabría esperar, Kristen Stewart hace un portentoso trabajo, si bien no el mejor de su carrera: en ocasiones se recrea en la pose histriónica, pero arma un gran ejercicio gestual y corporal para transmitir esa angustia e incomprensión, esa abrasión en la propia piel. Una bella criatura que desearía estar en cualquier otro sitio.

Un filme que propone un paisaje psicológico estimulante, pero cuyos elementos paisajísticos quedan perfilados ya en su primera media hora. Su metraje resulta excesivo para lo que se propone, y su estructura ofrece una dinámica que se torna reiterativa. Dada su insistencia en recurrir a las mismas ideas expresivas y temáticas, provoca que, en última instancia, la película sea simple. Se centra tanto en la impactante recreación psicológica y física de Lady Di que el resto de personajes se resienten, y muchos de los miembros de la familia real abrazan sin reparo la caricatura. La simbología y analogías a las que recurre el guion de Knight son atractivas, pero la manera de ponerlas en escena resulta obvia. De tanto recurrir a ellas, burdas. Aún proponiéndose como objetivo principal incomodar, no es una película tan incisiva, y su acercamiento al mito y a los sucesos históricos escogidos no enriquece demasiado aquello que ya sabíamos previamente al visionado de la película. Y por preciosista que sea su factura, el potencial expresivo de sus elementos lingüísticos no se explotan a su máxima potencia. En suma, una recomendable y valiosa película que se habría visto beneficiado por un metraje mas conciso, y que permite intuir una excelencia fílmica que, quizás por falta de ambición, no se culmina.

Asfixiante, refinada y crítica, Spencer ofrece un retrato psicológico formalmente vistoso y atractivo pero limitado en su profundidad.
Néstor Juez
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