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Voto de Néstor Juez:
8
Drama Nikolái, poderoso terrateniente y hombre de mundo, decide invitar a sus amigos de la alta sociedad a alojarse en su mansión de Malmkrog, Transilvania, para pasar las fiestas de fin de año. Entre sus invitados se encuentran un político franco-ruso, un general ruso y una condesa, que disfrutan de una velada serena entre sabrosas comidas, juegos de sociedad y profundas discusiones sobre la moral, la política, la muerte o la existencia del ... [+]
18 de noviembre de 2021
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos grandes autores contemporáneos engrandecen su leyenda gracias a las largas esperas entre títulos de sus filmografías escuetas. Realizadores que emprenden empresas fílmicas de tan difícil consecución que precisan años para completarlas o perfilarlas. Sucede en la esfera de las superproducciones, y se procede a su vez en el panorama del cine de autor. La película que nos ocupa en esta entrada estaba en la lista de estrenos imprescindibles de este crítico desde finales del 2019. Se pudo ver por vez primera en la sección Encounters de la Berlinale del 2020 y se hizo con el Giraldillo de oro a la mejor película en la edición de dicho año del Festival de Sevilla: se trata de Malmkrog, la nueva película del prestigioso director rumano Cristi Puiu. Una película que ha recibido un estreno de dimensiones reducidas pero que servidor tuvo claro que no podía dejar pasar y que, aunque sea con retraso, tendríais analizada en esta web. Sé que es difícil acceder a ella, mas aún fuera de la capital, y que es una película que plantea todo tipo de dificultades que sin duda ahuyentarán a algunos lectores. Pero es una de las grandes películas de esta temporada. Al mismo tiempo, de las mas desafiantes para escudriñar. Un ejercicio que establece un lenguaje propio vasto y enriquecedor, que traza múltiples líneas de significado en las que podemos perdernos, con la duda continua de estar a la altura de lo que el filme ofrece.

Los últimos coletazos de una burguesía noble adinerada a punto de desaparecer en un contexto histórico en transformación. Una coreografía impredecible entre muros de dagas cruzadas y perpetuo debate. Un solemne desfile de cultos y endiosados aristócratas atrapados en la ridiculez de su rol y de las instrucciones protocolarias de su estamento. Una catedral de cine, un mastodonte cinematográfico de palabra inabarcable. Un tour de force de rasgos lingüísticos teatrales, sin tampoco descuidar la raíz literaria del relato que adapta y los omnipresentes discursos verbales que los personajes emiten. Batallas dialécticas sin cuartel sostenidas a lo largo de una tarde, donde ningún debate termina por cerrarse y muchas conversaciones después alguien vuelve con la preparada réplica de la contienda mantenida hace horas. Un baño de filosofía, religión o política. Un prodigio de dirección artística y vestuario. Como ocurriese en Sieranevada, es fascinante el trabajo de Puiu con el plano secuencia: la cámara se desplaza a lo largo del espacio encuadrando tanto al personaje que habla como aspectos aparentemente poco relevantes, y orbita libre entre uno u otro interlocutor con movimientos que bien podrían encontrarse en un documental. También se combinan planos/contraplanos, momentos de cámara fija y algunos pocos planos generales donde el diálogo se pierde. La mirada no está dirigida y todo lo que se encuentra en la casa merece atención. Esto queda evidenciado en uno de los elementos más sugerentes de la película: la atención que los planos le dedican al servicio, cuya presencia se entromete continuamente en escena pero siempre desde una actividad paralela. Siguen atentos las órdenes dadas y colocan sin descanso los alimentos y utensilios en su lugar. Los nobles hablan entre ellos en francés, en alemán al dirigirse al servicio. Dos realidad en un mismo espacio.

El filme no delimita de manera explícita a donde debes dirigir tu mirada, pero así como su desconcierto seduce por lenguaje, inquieta por la confusión de una trama que rompe el realismo y abraza puntualmente la abstracción. Y si bien creo que es desde una riqueza textual y expresiva portentosa, es una película que abruma, sumamente agotadora. Es un filme de casi cuatro horas prácticamente sin pausas con permanente conversación intelectual que no da tregua alguna al espectador, al que exige atención permanente y aturde con permanente información cultural, filosófica o moral. Es una película fácil de admirar pero difícil de amar, que no ofrece enganches claros para empatizar con lo que sucede o implicarnos de manera emocional. Sin embargo, creo que en este caso son unos rasgos coherentes con las intenciones de la propuesta, pues llegamos a conocer las inseguridades, destrezas y visiones del mundo de cada uno de ellos. Y al fin y al cabo, son mas arquetipos que individuos. Es una larga velada de tensión y desafíos permanentes, en la que los personajes se sienten rodeados del mismo desconcierto que nosotros. Un animal fílmico artísticamente deslumbrante. Una gran película.

Teatral, verborreica y mortuoria, Malmkrog se viste de un dispositivo que agotará a muchos espectadores, pero induce a un ejercicio mental apasionante desde un excelso dominio de la forma.
Néstor Juez
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