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México México · Ciudad de México
Voto de Iván Rincón Espríu:
6
Drama. Romance Alex Owens es una joven huérfana que sueña con llegar a ser un día una bailarina profesional. Pero para poder vivir el día a día y, además, pagar sus clases de baile, durante el día trabaja como soldadora en una fábrica y de noche bailando en un club nocturno. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2024
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Drama romántico y musical que hizo famosa por siempre y para siempre a Jennifer Beals, de quien me enamoré, con quien soñé despierto, a quien dibujé con obsesividad. Atlética y energética, la actriz y bailarina de angelical belleza y salvaje sensualidad, tenía entonces veinte años y actuaba por segunda ocasión, después de un papel menor en 1980.

Flashdance es también el segundo largometraje que dirige Adrian Lyne, después de 'Zorras' y antes de 'Nueve semanas y media', que ya comentamos, además del video de la canción 'Maniac', compuesta por Michael Sembello para la película. Las secuencias de todos los números musicales tienen un estilo de video musical que influyó en otras películas.

'Electrodanza' coincide con 'Fama', de Alan Parker (Estados Unidos, 1980), en muchos de los premios a la banda sonora y la participación de Irene Cara, protagonista de aquel musical, intérprete de la canción principal en este caso (Flashdance... What A Feeling) y compositora de la letra, junto con Keith Forsey; el autor de la música de la película en general es Giorgio Moroder. Pero huelga decir que, más allá de las mencionadas coincidencias, Lyne no alcanza los talones de Parker.

La actriz y bailarina francesa Marine Jahan dobló a Beals en algunas escenas de movimientos atléticos, y esta revelación tras el estreno causó un escándalo que afectaría la carrera de la actriz protagónica, pero no obstó para que la película tuviera uno de los mayores éxitos de taquilla de los años ochenta. Con el tiempo, a cuatro décadas de su estreno en 1983, nos hemos enterado de que inclusive un hombre participa en ese doblaje de cuerpo, sobre todo en el baile final…

Por lo demás, se trata de un título más bien menor, como todo cuanto ha dirigido Lyne. La fotografía es de lo mejor, pero no vemos grandes actuaciones. El momento en que la joven (obrera de día y bailarina de noche) se baja la pantaleta es el más desafortunado, y el esquizofrénico acto del mimo, el ventilador y el estroboscopio sale sobrando. El argumento, en suma, es mínimo y, además de las secuencias musicales, contiene demasiada paja de relleno, incluyendo una sub-trama sensiblera. Sin eso, la historia podría narrarse en quince minutos o menos.
Iván Rincón Espríu
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