Hermosa película preñada de sensibilidad y abarrotada de desesperanza, que recuerda un poco a Las horas (tres mujeres descontentas en tres épocas distintas).

Un goce para los sentidos su cuidadísimo tratamiento visual, que se inspira en las pinturas "acuático-florales" de Monet para retratar los años 20, y en los cuadros "campesinos" de Millet para dibujar los años 40. Los años 70 aparecen como menos "artísticos a la vista", pero con una ambientación decadente magníficamente trabajada y conseguida.

Bajo esos bellos barnices es todo como muy contemplativo, íntimo y sutil (no hay grandes acontecimientos porque la película trata precisamente de "quedarse fuera" y de "no vivir la vida"), pero ofrece el impagable valor de la emoción.

Para mí tiene no obstante una rémora: la parte de Maribel Verdú (años 40) desprende una cierta irrealidad en su aridez, seguramente buscada pero que se me antoja algo forzada.

Aún así es un film exquisito, poético, muy recomendable para ver durante una melancólica tarde de lluvia. A esta nueva directora no hay que perderle la pista.