Funciona por el guión, que de forma sutil, natural y eficaz es capaz de dejar entrever las carencias del periodismo actual junto a los vicios de la profesión. El espectador es llevado a hacerse su opinión sin percatarse de que, a pesar de tener intencionalidad y empatía, la objetividad y la neutralidad es casi imposible conseguirla, y le viene dada por la pulcritud de la narración y la credibilidad de las interpretaciones. Una Cate Blanchet grandiosa, a lo que nos tiene acostumbrados, y unos diálogos más que realistas, con gancho y naturalidad, que le dan al punto de vista del espectador una postura de cercanía y de vivir la experiencia en primera persona. Acierto en los tempos, que no decaen, al igual que el ritmo, frenético y acompasado. Una dirección artística compacta, que no deja fisuras al solapamiento de historias, en resumen un resultado más que agradable.