Haz click aquí para copiar la URL
España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Drama Aydin, un actor jubilado, dirige un hotelito en Anatolia central con la ayuda de su joven esposa, de la que está muy distanciado, y de su hermana, una mujer triste porque se acaba de divorciar. En invierno, a medida que la nieve va cubriendo la estepa, el hotel se convierte en su refugio y en el escenario de su aflicción. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película cuenta, en uno de esos pueblos de la Capadocia, la vida de Aydin, un hombre ya maduro, con inquietudes intelectuales, cultivado, antiguo actor; también un individuo escéptico y cínico que dirige un hotelito y un patrimonio heredado de su padre, en su pueblo, con la ayuda de criados y gestores que junto a jueces y policía se encargan de embargar u obligar el pago a los inquilinos o gentes humildes que le tienen arrendado algún bien. Vive con su joven e insatisfecha esposa, si bien separados, pues cada uno ocupa en un ala de la vivienda que habitan; o sea, su vida conyugal es inexistente y su esposa busca refugio en actividades filantrópicas junto a otros parroquianos. También vive en la misma casa su hermana, mujer querellante y a la vez abatida por su reciente divorcio de un marido alcohólico.

Nuri Bilge Ceylan, dirige con soberana maestría este drama intimista donde los protagonistas se viven desde la butaca como si estuvieran al lado del espectador. Ceylan parece en la cima de su capacidad creativa, y me atrevo a decir que estamos ante una obra maestra del cine introspectivo, una obra absorbente, perturbadora, pero a la vez atractiva, que no aburre en los 196 minutos del largo metraje. Entre muros, se evidencia el mundo enigmático de Bilge, que nos muestra una faceta de la vida turbulenta y palpitante, en el encuadre turco de una Capadocia fría y esteparia. Esta inquietud, manifiesta a lo largo de la película, se evidenciará más si cabe en los últimos treinta minutos. Es en este tiempo final cuando los personajes abundan en sus miserias y errores, aunque la vida continúa igual. Ceylan es, según lo veo, como un Ingman Bergman turco: denso, profundo, minucioso en el análisis psicológico y relator de una urdimbre humana enclaustrada, impresionante y cruel.

Es quizá una película para verla desde uno mismo, para interiorizarse de los ocultos lamentos que acechan en cada escena, para ver y pensar lo que allí ocurre. No es película para contar ni incluso para departir demasiado, pues hace las veces de un ejercicio interior que va a lo más profundo de quien quiere ver lo que se ve y oír lo que se oye, y además, analizar la trastienda. La película podría calificarla como una experiencia que te deja agotado, pero que resulta gratificante y ofrece momentos de un cine vibrante.
Kikivall
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow