Tengo la idea, por lo demás muy compartida, de que las mejores películas de Bergman son de los años cincuenta en adelante. Esta es anterior y noto cierto tono artificial en lo del cine dentro del cine y, sobre todo, en las preguntas existenciales, todas a la vez: que si Dios, que si el demonio, el amor, la muerte, el sentido de la vida. Con mucho tópico existencialista.
Lo peor es que la historia central, la de la joven prostituta, no llega nunca a emocionarme, lo veo como un juego literario. Carece también de progresión dramática y los personajes son muy esquemáticos.
Dicho esto, la cámara se mueve con precisión, las luces y sombras están muy cuidadas. Se nota que ya hay mucha y buena técnica, pero poca humanidad.