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Voto de Ghibliano:
8
Intriga. Thriller. Drama Un diplomático francés que trabaja en la sede de la ONU en Nueva York desaparece inexplicablemente. Con el fin de hallar alguna pista sobre su paradero o sobre las misteriosas razones que pudieron obligarlo a abandonar la ciudad, los periodistas franceses Moreau (Jean-Pierre Melville) y Delmas (Pierre Grasset) se trasladan a Nueva York. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2021
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Dos hombres en Manhattan" es una de las películas menos apreciadas de Jean-Pierre Melville y no es difícil entender por qué. Completamente inmerso en sus referencias del noir estadounidense, ésta es una obra que se siente derivativa, que no arriesga, no se sale de la línea ni busca un estilo propio. Por esto mismo cuesta imaginar a alguien eligiendo ésta de entre todas las demás como su favorita del autor.

Y sin embargo, funciona y lo hace muy bien. Ya desde la estética nocturna y jazzística que se imprime a la obra, convencional pero siempre eficaz, la atmósfera atrapa con facilidad. Los estupendos encuadres y la obsesión de Melville con el Manhattan urbano, su noche y sus luces de neón, hacen de ésta una cinta que disfruta perdiéndose en sus lugares y sus planos, de una forma genuinamente sincera. Porque tal vez narrativamente sea una copia de copias, pero no es en modo alguno una película impersonal y el director se encarga de dejarlo bien claro.

Todo esto no quiere decir que su desarrollo argumental sea malo en absoluto. En el peor de sus momentos es funcional, en la gran mayoría de ellos es una entretenidísima pieza de suspense, aderezada con buenos giros de guión y personajes con claroscuros y poco fiables. La trama retrata la investigación sobre el paradero de un delegado de la ONU, a través de las pistas que dan tres mujeres relacionadas con él. De este modo, el discreto —también en lo personal— detective Moreau y el desinhibido y aprovechado fotógrafo Delmas forman una curiosa pareja en busca de la verdad.

Moreau y Delmas se soportan y se aceptan, pero sus filosofías de vida son radicalmente distintas. Melville presenta a ambos con una dinámica que genera tensión por sí sola, pues a pesar de que son útiles el uno para el otro, no están ni remotamente motivados por la misma razón. Sin embargo, la película conduce a observar a los dos, dentro de sus diferencias, como un equipo eficaz que se complementa. Pero deja un resquicio para la duda que acabará cristalizando cuando las intenciones de Delmas choquen con la rígida moral y el servilismo de su compañero.

El tema principal es la ética periodística. No ya en cuestión de publicar la verdad a cualquier precio, pues Delmas no es ningún idealista, sino en manipular para vender el titular sin ningún escrúpulo, sin importar lo escabroso, dañino o irrespetuoso. El guión no es en absoluto benevolente con sus ideas, y la película puede verse claramente como una crítica fuerte al periodismo sensacionalista, pero el personaje de Moreau, a su modo, tampoco es un modelo a seguir: chocando con su sensatez moralista está el hecho de que recurriese a Delmas en primer lugar, y también hasta qué punto está dispuesto a aceptar sus métodos, llegando al extremo de torturar psicológicamente a una mujer suicida para obtener información.

Con todo, la historia que plantea "Dos hombres en Manhattan" y su línea a seguir no resultan especialmente novedosas, y sí que es cierto que sus personajes representan arquetipos rígidos dentro del debate moral que se plantea. Debate que, sí, está planteado con audacia y resuelto con pura elegancia clásica, pero que tal vez se quede corto en cuanto a capacidad de sugestión e inmersión. En general uno puede entender, sumado a que las interpretaciones no son excelentes —Melville es algo limitado como actor y las mujeres que se encuentran no lucen demasiadas cualidades interpretativas— que la película no dé para más, pero aún así tiene mucho encanto. En gran parte esto se debe a la cinematografía y la banda sonora, que trasladan esa visión puramente romántica, influida por los grandes títulos del cine negro de Hollywood, al distrito de Manhattan. Algo por lo que ya merece bien la pena perderse en esta cinta tan frecuentemente denostada dentro de la filmografía de su autor.


Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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