Porque como una supuesta denuncia de clases sociales de carácter izquierdista, lo presenciado no es ni efectivo ni coherente. Principalmente, no se trata de una película maniquea, pues las dos protagonistas con las que, en teoría, el espectador tendría que empatizar son unas desequilibradas de cuidado, con antecedentes criminales ambas, por cierto. Por otro lado, tampoco se nos pinta a los ricos como seres detestables, sino más bien todo lo contrario, acogen a Sophie en su casa y me parece que la tratan con la consideración suficiente como para que ella se lo pague de esa manera. (Y hay que ver qué manía de tachar la vida de los personajes acomodados siempre como aburrida, solo porque tengan un carácter más sosegado, no se droguen, escuchen música clásica y disfruten cenando en familia.)

Pero es que el momento que rompe definitivamente la película es el hecho de que la hija mayor de la familia acomodada descubre que Sophie es disléxica. Lo que no se explica, o mejor dicho lo que no me ha quedado muy claro, son los motivos exactos por los que Sophie empieza a mostrarse recelosa con ellos ya mucho antes del mencionado episodio (el dossier, las mentiras, escuchas telefónicas). ¿Le había hecho algo malo la familia hasta entonces? No, a mi parecer. Ni la obligaron directamente a trabajar el domingo del cumpleaños de la hija mayor de manera directa ni tampoco me pareció observar ultraje o abuso de poder anterior alguno. Asimismo, creo que el hecho de que fuera disléxica podría haber sido perfectamente desvelado a los señores de la casa sin mayor problema. Entiendo que se trata de un personaje inadaptado pero aún así no veo ningún pretexto para que termine reaccionando así.

El personaje de Huppert es diferente, recelo, odio encubierto, locura y delirio en estado puro. Es, de hecho, la que responsable de la degeneración de Sophie, pues de algún modo le termina contagiando de su locura. Su supuesta guerra de clases no es más que la frustración de ver como la burguesía a la que tanto odia consiguió lo que ella no pudo y la correspondiente envidia. Por otra parte, obsérvese el supuesto catolicismo y la bondad de las dos desinteresadas voluntarias, cuyo afán de ayudar a los más desfavorecidos supera todas las escalas. Luego, hay una frase en la película pronunciada por Huppert que dice algo como "La bondad aplicada a la fuerza es una muestra de fascismo", o algo así. Desde luego. Y lo que hacen ellas al final de la película no lo es. ¿O es lo contrario?

En fin, a mi parecer esta película se trata o bien de una provocación pura y dura, que tiene el objetivo de escandalizar al espectador, o sino lanzar una fina crítica contra el progresismo más antojadizo y voluble, que se ha vuelto muy de moda en estos días, por cierto. Los primeros cuarenta y cinco minutos me han parecido bastante aburridos, pero luego la cosa se anima y la película se vuelve más agresiva y absorbente. Y las interpretaciones son sublimes, especialmente la de Huppert, la más impresionante de todas.