Tras una revisión más de cuatro años después, la película pierde irremediablemente, quedando como lo único por celebrar para este servidor el episodio protagonizado por un cachondo (nunca mejor dicho) Miguel Ángel Solá que no conoce registro que se le atragante. Muy natural y expresivo, causa gracia interpretando a un marido deseoso de experiencias sexuales nuevas. Los cuatro episodios previos los encuentro bastante patéticos, al igual que el sexto, y los únicos que me parecen medianamente salvables junto con el que comenté son los dos últimos.

Lo que denotan la mayoría de los episodios que rechazo es una ligereza e intrascendencia propias de una sitcom de las malas. Para no ser del todo comedia no es capaz de plantear ninguna reflexión más o menos seria porque ni las situaciones, ni el guión, ni las actuaciones se encuentran a la altura. Por ejemplo, del tercer episodio, que juega a revelarnos los pensamientos de los chicos que tienen una cita se podría haber sacado mayor partido, deparando material hasta memorable, llegando incluso el espectador a quedarse con alguna idea, generándosele alguna impresión más allá del tiempo, finalmente desperdiciado. No es el caso.