Amena, fresca y entretenida, todo lo que no era la primera parte, esta «Superdetective en Hollywood 2» gusta y supera a la original, y además con creces.

Tony Scott mete la manita y desde el principio nos pinta la película con esos colores del atardecer tan maravillosos y tan suyos, que otros directores han copiado posteriormente y que son un clásico del cine. Eddie Murphy repite y se supera a sí mismo, cosa sencilla, con un Axel Foley simpático, muy competente y muy cara; porque este chico lo que tiene es una cara dura impresionante, pero al menos agradecemos sus momentos graciosos. Sus compañeros policías no se quedan atrás y, de hecho, la historia no sería la misma sin la camaradería que forman los tres. Buenísimo ver a Billy conduciendo de una manera tan patosa, a Taggart mirando con cara de póker los juguetitos armamentísticos de su amigos o las referencias a otros héroes como Rambo o Harry el Sucio. Esto también debe de ser cosa de la patita de Tony Scott. Ah, y no olvidemos la brillante intervención del administrador del villano; qué risa, madre.

Si quitamos de en medio los enigmas que los criminales van soltando y de los que no te dan ninguna información, ni siquiera cómo leches los resuelven, el resto de trama policíaca está llevada con sencillez y efectividad, aunque sigue siendo un poco cargante que Axel se cuele en todos los sitios contando trolas tan enormes. ¿Es que los demás son tontos? Pues se ve que sí. Un poco de acción, otro poco de humor, y no pidamos más.