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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Drama Cansado de vagar, Hal Carter (William Holden) llega como polizonte de tren a un pequeño pueblo, donde pronto hace amigos y encuentra a su viejo compañero de escuela Adam Benson (Cliff Robertson) quien ahora es un próspero empleado en la trilladora de su padre y además pretende a la chica más linda del pueblo, Maggie Owens (Kim Novak). En un picnic, muchas emociones encontradas van a salir a flote. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2016
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un apunte sin importancia: la escena que se dibuja en el cartel de la película no ocurre en ningún momento. Pero se ve que eso de ver a una mujer arrastrándose frente a un hombre era algo que reclamaba la atención del público.

Han pasado sesenta años desde el estreno de «Picnic» y sin embargo sigue sin poder superarse la visión erótica que se tenía entonces. Puede que la censura y el pudor generalizado obligara al disimulo, pero gracias a ese disimulo, a esa censura y a ese pudor, William Holden y Kim Novak nos dejan para el recuerdo uno de los bailes más sutiles, hermosos, intensos y sensuales de la cinematografía. Escena amorosa imperecedera. De nuevo el sexo se hace música y compás, al ritmo suave y sureño del jazz de «Moonglow». Es imposible no enamorarse de Novak bajando las escaleras con su vestido rosa. Es imposible que Holden no te enamore cuando aprieta tu mano sobre su pecho. No es posible. Demasiada belleza en el aire.

«Picnic» mantiene un estilo teatral, respetuoso con la obra de William Inge, que a mí me gusta pero que al mismo tiempo aporta cierta sobreactuación, sobre todo en las lágrimas, que puede molestar un tanto. Por lo demás, retrato nada hipócrita de la más primitiva naturaleza humana en el que se dicen verdades dolorosas sobre la pérdida de la juventud, la necesidad de amor tanto de ellas como de ellos, el miedo a la soledad y el fracaso sentimental como generador de amargura. La entrada en esta comunidad predominantemente femenina de un hombre de acentuada virilidad provocará un choque abrupto entre realidad y deseos y despertará una pasión de hermosa factura (qué abrazo frente a las vías del tren, por favor) y un incierto desenlace que quizá no haya que interpretar en clave amorosa sino emancipadora para la mujer.

Vida solo hay una, cariño, y pasa volando, así que haz la maleta y coge el autobús... pero mejor piénsalo un poco antes de irte y con quién.
Kaori
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