La Harley Quinn de Margot Robbie pegó fuerte en «Escuadrón suicida» y pensaron que por qué no darle su propia película. Leo por ahí que se basa en un cómic pero, claro, ¿qué no se basa en un cómic, si hay cientos durante décadas con distintos universos y planteamientos? ¿Esto es garantía de algo? De nada.

Tras ver «Aves de presa» es inevitable traer el tema feminista. El subtítulo reza «La fantabulosa emancipación de Harley Quinn», como si esta mujer pudiera servir de ejemplo a cualquier criatura de este mundo. Al contrario: lo que haga ella, no lo hagas tú. Está chiflada, pirada, es una inmadura a todos los niveles y, solo como añadido, es una puñetera psicópata. ¡Ah!, que se nos vuelve sensible después de haber matado a no sé cuánta personas…, que en el fondo ella no quiere estar sola… Mira, en serio, ¿se puede ser más petarda?

Bueno, el título a mayor petarda está reñido con este puñado de personajes, a cual más ridículo. Repito, me reitero, insisto: la acción con mujeres no es una cosa seria, queda falsísima. Para ser guerrero y luchador, se necesita más que un cuerpo de cincuenta kilos y, a ser posible, no llevar tacones. Ellos son todos musculosos y gigantes, pero ellas les dan un puñetazo y caen redondos al suelo sin conocimiento… De risa. Cierto que algunas coreografías están bien montadas, son vistosas, pero pierden toda su autenticidad cuando notas cómo el esbirro tiene que tirarse él mismo cuando la otra le hace una llave porque si no, en la vida lo derribaría. La acción, y esta peli es de acción, queda chapuza.

Esa corriente de empoderamiento femenino que se basa solo y exclusivamente en la fuerza física es del todo una equivocación. No cuela, no se cree, es un engaño. Entonces, si una mujer no le puede dar una paliza a un hombre ¿no se empodera? El noventa y nueve por ciento de mujeres de este mundo, ¿no? Se me ocurre que se insiste tanto en la violencia y en la parte física porque supone desviar la cuestión de las cosas verdaderamente importantes si de empoderamiento femenino hablamos, que es algo que no es físico, ni siquiera legal. Más bien tiene que ver con actitudes, estatus, roles.

Me da pena que Ewan McGregor se haya prestado a este papel totalmente desaprovechado como villano, aunque lo hace genial. El argumento se puede resumir en una frase y no tiene relevancia ninguna (¿cómo consigue Máscara Negra el diamante…?), puesto que la película es un medio para complacerse a sí misma y a sus personajes: la cantante-karateca, una vengadora con arco y la policía cincuentona quemada a quien los policías hombres heterosexuales le roban sus méritos. ¡Qué miedo, eh!

Básicamente, un rollo.