Es posible que estemos ante la mejor pareja del cine de los últimos años, lo cual es también un poco triste según cómo lo mires.

Tenemos aquí la entrega número... (el que sea) de esta franquicia que, sorprendentemente, se mantiene después de once años. Se anuncia nueva película para 2024 y yo me alegro por Vera Farmiga y Patrick Wilson. Solo por ellos.

El matrimonio Warren es que es romántico. Vamos, que te gusta verlos, pero a ellos como pareja, como hombre y mujer enamorados y entregados el uno al otro. El detalle de las pastillas es buenísimo; es un gesto de verdadero y auténtico amor.

La historia paranormal se centra esta vez en pactos demoniacos. El satanismo es una cosa muy chunga, la verdad. A mí por lo menos me lo parece. Sin embargo, el satanismo de «Obligado por el demonio» no genera ningún sobresalto o inquietud. En teoría deberías sentir el Mal, con mayúsculas, pero nada de nada. Visiones, gente nerviosa y maldiciones cuyo origen hay que descubrir para salvarse y salvar a los demás.

Ahora bien, ese origen se desvelará muy blando, sin atractivo ni empaque, y es lo que más se requiere para una buena película de terror.

Es que no aprenden, en serio.