Duélale a quien le duela, los Miniosn son lo mejor que se ha hecho en la animación occidental en lo que llevamos de siglo.

Me han entrado unas ganas locas de ver toda la franquicia de Gru para empaparme bien de la historia de estos seres, criaturas, monstruitos, bichos…, lo que queramos. De hecho, le han quitado todo el protagonismo a Gru y su historia, reconvertido en secundario en su propia película ante la maravilla que suponen los Minions y sus locuras.

¿Que la película esta no es buena? Posiblemente. Está repleta de corta y pega: la diversidad racial, la inclusión feminista (villana jefa, maestra de artes marciales…), de golpetazos y efectos tobogán con saltos y cabriolas constantes; unos personajes sin carisma, un «si quiero, puedo» como mensaje que lo engloba todo… En fin, que la trama en sí es un poco perezosa.

Pero es que los Minions son geniales. Me encantan, no puedo evitarlo. Son entrañables, cuquis, estrambóticos, originales, caóticos, divertidos, ingeniosos, adorables… Eso sí, han perdido la oportunidad de vis cómica al hacer que nadie se sorprenda de su existencia y apariencia y que además todos sean capaces de entender lo que dicen, como si fuera posible no quedarse anonadado ante la presencia de estas criaturas imprevisibles y cargadas de una vitalidad que las hace encantadoras.

Por favor, deberían considerar darle otro rumbo a la saga, quizá volver más a los orígenes, y desatar todo el potencial que los Minions tienen. Lo valen y lo merecen.