Me gusta ese lado rebelde de Clint Eastwood, que no deja que sus personajes se queden con la opción fácil: Por ejemplo la boxeadora de Million Dollar Baby es madurita para triunfar y tiene todo tipo de contratiempos pero ella lucha hasta el final. Aquí en las tres historias vemos personas que no se conforman con lo establecido, con lo que se supone que alguien debe hacer que es enterrar al hermano muerto y seguir su vida, olvidar lo que vio la joven francesa en estado de muerte cerebral o en el caso de Matt Damon no sacar provecho económico a algo con lo que el 99% de la gente se forraría sin lugar a dudas. Los tres protagonistas son personas honestas, fieles a sus sentimientos y creencias, que hacen que me quite el sombrero y aplauda fervientemente, porque si algo echo a faltar en la sociedad actual es precisamente la falta de coherencia de muchas personas que piensan una cosa pero hacen la contraria por miedo, cobardía o el motivo que sea.
Mi escena favorita es la de la chica con la que está ligando Matt Damon y como cuando él le quita las máscara, al contarle lo de su padre, ella sale corriendo, como haría la inmensa mayoría de la gente.
Las tres historias, por el contrario, nos hablan de personas valientes, que miran la muerte frente a frente sin esconderse, que se atreven a ir contra corriente y decirles a los demás que ellos creen que hay algo después pese a poder ser marginadas por ello. Nunca hubiese imaginado que Clint Eastwook creyera que hay algo más allá de la vida, pero quien sabe, lo mismo es sólo un cuento que se ha inventado el buen Clint para dar un poco de esperanza y consuelo a mucha gente que sin duda, tras ver la peli, dormirán un poco más reconfortados.