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Voto de cineclasico73:
7
Drama. Intriga En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para crear un hospital a condición de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine. La señora Venable se encuentra perturbada por la reciente muerte en Europa de su hijo Sebastian, con quien solía viajar todos los veranos, salvo el último, en el que Sebastian prefirió llevar como acompañante a su prima Catherine. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo quiero mostrar lo que, en mi experiencia personal, me quedó luego de ver ésta película. Maravillado, sí claro que sí. Porque presenciar tanto talento en esas tres leyendas inmortales, Taylor, Hepburn y Clift, al servicio de un genio como Mankiewicz, sólo te puede abrumar. La cinta es el vehículo perfecto para el lucimiento magistral de los tres actores, que es en últimas, lo que a uno, como simple admirador, te queda después del, y hay que aceptarlo, trabajoso visionado por decir lo menos. No es un film de fácil digestión, si se me permite el término, porque sus diálogos serios pero eternos, los temas que trata de manera suspicaz pero diciente, y la forma teatral de su puesta en escena, no son los estímulos de valoración adecuada como ejemplo de opción para la mayoría de espectadores que quieran adentrarse en el maravilloso mundo del cine colosal, y menos para las nuevas generaciones ya que pueden quedar cansados en el intento. Además, si la historia refleja un cúmulo de obsesiones y experiencias personales que Williams siempre deja como impronta principal en sus obras, entonces no puedes esperar un canto alegre a la vida. Por eso, es difícil mantener la concentración para no perderte ningún detalle de lo que sale de la boca de una Taylor preciosa y contundente, una Hepburn maravillosa y un Clift magnífico. Miras sus gestos, sus miradas, sus facciones, la manera como se mueven, como interpretan. Corroboras lo grandes que eran en cada duelo de diálogos confusos y maratónicos. Pero quedas con el sinsabor de que presenciaste algo maravilloso aunque complejo y difuso. Tratas de entenderlo, y pueda que lo logres, entrando como siempre en la mente de un Tennessee Williams para saber lo que quiso mostrar con su guión en pantalla, pero quedas cansado y te preguntas si valió la pena semejante esfuerzo. Por eso, por la dualidad que queda al final, bajas su calificación y piensas que para volverla a ver de nuevo tiene que pasar un tiempo prudencial. Pero, inobjetablemente, sin duda volverás a hacerlo, para disfrutar nuevamente de las glorias imperecederas.
cineclasico73
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