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Voto de Jark Prongo:
8
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/8.png)
1952 ![Francia](/imgs/countries2/FR.png)
![Francia](/imgs/countries2/FR.png)
6.2
69
Documental
Película experimental que no contiene imágenes de ningún tipo. El film se basa en una pantalla en blanco acompañada por diálogos hablados. Estos diálogos, que en conjunto suman un total de no más de veinte minutos, se componen en fragmentos cortos de pasajes en medio de un silencio total durante 64 minutos. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
20 de Abril de 1951. Se proyecta –en su versión incompleta- Traité De Bave Et D'éternité en el Festival de Cannes. Causa un escándalo, según cuentan las crónicas, pero también se alza con el premio a las vanguardias. El primer pase de su versión acabada se produce también en el Museo Del Hombre, y luego también conocería algunas proyecciones en el Alexandra y demás salas de las de toda la vida, de las comerciales. La única obra del poeta letrista Isidore Isou queda como un punto de inflexión en la historia del cine, es una especie de prisma que recibe la imagen de las películas que existían hasta su existencia y las refracta en varias direcciones hasta entonces nunca conocidas. Isou traslada al cine la máxima que considera la destrucción una estrategia de creación, parte de la noción de que el arte de una época determinada así como el sistema social que lo legitima y valida ha de ser transgredido y subvertido si se quiere hallar algo nuevo de veras. Si con su poesía letrista deconstruyó las palabras en fonemas y onomatopeyas hasta destruir el lenguaje casi por completo en el cine otro tanto de lo mismo: su montaje discordante dispuso una convivencia de imagen y sonido del todo independientes lo uno de lo otro, si en algún momento se daba cierta armonía sería por pura casualidad. Secuencia tras secuencia siempre inconexas respecto a las que les preceden y también en relación a la que les siguen; en ocasiones volcadas, en otras reproducidas de adelante atrás, casi siempre con el celuloide rayado o quemado adrede. El único nexo es algo irritante en grado sumo, la omnipresencia de planos del propio Isou paseando por las calles, posando más bien. El ego del artista llevado al paroxismo, buscando casi más que se le odie que que se le valide. Y el sonido siempre a su puta bola: por una parte está en todo momento el recitado de un poema letrista en bucle, algo más próximo al canto chamánico o a un tema de Demdike Stare sin bombo que a una banda sonora al uso. Y por la otra infinidad de voces, un sinfín de narradores omniscentes que se atreven a hablar desde lo pretérito sobre cómo recibirá el público la obra y a un futuro a veinte años vista sobre lo que ha terminado suponiendo, cómo fue que al final, desde su carácter de vanguardia negacionista para con el elemento popular connatural al cine hasta entonces, terminó siendo abrazada por el pueblo. Y lo que jode en una obra tan pagada de sí misma es que encima acertase en sus predicciones ya no es sólo que de aquí saliesen bifurcaciones del cine que tornaron en populares con el transcurrir de los años, es que además, siendo estrictos, de aquí sale el videoclip DIY, el videoclip amateur que millones de usuarios de youtube crean montando canciones con metraje robado o rodado ex profeso para discordar con la música que elijan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Traité De Bave Et D'éternité se contradice todo el rato. Por un lado Isidore parece buscar una autosuficiencia del cine desvinculándolo de la novela, dándole la posibilidad de encontrar una autonomía narrativa al margen de la palabra con tan sólo la imagen y el montaje, y al poco ya está sometiéndolo de nuevo a la palabra. De hecho puede que esta sea una de las películas que más dependen de la palabra en sentido estricto, en curiosa ironía para quien proclama lo contrario. Da igual. Sólo en su primera hora se arenga de una forma tan convencida a la gente a que busque un nuevo cine que igual de esa insistencia y convencimiento resultase que Chris Marker, Alain Resnais y muchos otros reconociesen que lo suyo viene de lo de Isou. No sólo franceses, ojo las rayaduras y el celuloide pictórico determinaron que Stan Brakhage hiciese cine de la manera en la que lo hace, y Shuji Terayama sería inconcebible sin Traité De Bave Et D'éternité. Esa primera hora es en realidad un manifiesto fílmico, y en ese sentido resulta impecable de hecho, semejante claridad expositiva sólo volvería a darse en el manifiesto del Cine de la Transgresión de Nick Zedd y Richard Kern. ”También será la primera vez que los créditos aparecen no sólo en el medio de la película, sino que también a lo largo de la misma, se decía Daniel.” Existe una autoconsciencia extrema en la que Daniel habla de sí mismo maquinando sus innovaciones (esta en concreto luego muy tenida en cuenta por los Monty Python en el Flying Circus, ya que en varios episodios cambiaban de lugar los créditos finales llegando una vez al extremo de abrir el programa acabándolo) y encima en tercera persona, fruto de una película que empieza y acaba en sí misma a la manera del punto de inflexión que pretende ser. Una película que igual sólo encuentra parangón en Sexo y Carácter de Otto Weininger por lo que influye a otros, todo lo que pretende ser –y abarcar- y su extremo componente misógino, que eso también hay que mencionarlo. Porque, citando a la propia película, será la primera vez que una película tenga por tema la eternidad del cine, el cine como reflexión sobre sí mismo, el cine como productor de obras maestras originales al margen de otras historias. Es la primera vez que se presenta un manifiesto del cine en el cine.” Y todo lo que dice Isou resultó que era cierto.