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Voto de Jark Prongo:
6
Drama Madrid 1900. Un joven de provincias llega a la capital con la intención de ganarse la vida. En primer lugar, trabaja en una pensión miserable en la que también lo hace su madre, después en el taller de un zapatero tío suyo, y más tarde como aprendiz en una tahona. Sin embargo, su debilidad física y mental lo arrastran poco a poco al mundo de la delincuencia y la prostitución. (FILMAFFINITY)
7 de marzo de 2012
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Busca es un film muy interesante tanto por cómo trata lo que trata (recordemos que está enmarcado en el parque fílmico de la autarquía) como por la desazón que va produciendo en el espectador, bastante opresiva y atípica dentro de nuestro cine. Narra la historia de un chaval de provincias (como cualquiera de vosotros, paletos follacabras) que marcha a Madrid con la vaga esperanza de conocer una vida más próspera u obtener al menos más oportunidades que en su pedanía para lograrlo. Ni qué decir tiene que esto no sucederá jamás, solo consigue meterse en líos a causa de las compañías que le circundan. Y aquí está una de las claves de esta película: ningún personaje es trigo limpio, todo queda corrompido por las circunstancias y, sobre todo, la capital, incapaz de proporcionar a estos pobres diablos oportunidad alguna. Todas las mujeres son putas (explícita o implicitamente), y los hombres unos bárbaros que a la mínima sacan la navaja (magnífico el duelo final con este arma, que consigue evitar el incurrir en la típica pelea a tollinas falsas que tanto se estilaba por la época).

Y no solo eso, además se mezclan aspectos sórdidos con una finalidad reflexiva muy de alabar: durante la visita a una feria y asistiendo al típico espectáculo donde se exhiben fenómenos de la naturaleza de corte extravagante (la acepción original de ¨freak¨, vaya) el protagonista alterna la risa que le produce la mujer mórbidamente obesa que ve con el babeo de contemplar el entreteto generosísimo de la novia de su primo (Emma Penella), y esto se nos muestra con una planificación sensacional que desemboca en una cuasi mueca de asco por parte del espectador. De hecho sorprende que superase la criba censora esta escena, pues el plano detalle de las tetacas de la Penella es algo raro de ver en el cine español de la época.

También cabe destacar el personaje que atiende al nombre de ¨El bizco¨, con un ojo estrábico divergente cruzado por una cicatriz propia de todo un ex Legionario y unas formas violentas de conducirse por la vida que, sinceramente, acojonan de verdad. La clase de persona que frecuenta el famoso Bar ¨Casa Pepe¨, sito en Despeñaperros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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