Es cierto que "The station agent" posee aciertos. Pero tantos como errores, pues incurre a algunas situaciones que, por desmesuradas, resultan tópicas y ciertos instantes que resultan inentendibles a la vista del espectador, que puede no llegar a comprender como se han fraguado las relaciones que realmente se esconden tras de sí (y me refiero a las obtenidas con los personajes de menos envergadura, menos peso, no las demás).

Puede que en el film del debutante Tom McCarthy hallemos personajes retratados con firmeza y gran tenacidad, supongo que para obtener la complicidad del espectador y para dar a entender qué tipo de personalidades son las que se deben ver reflejadas en la historia que nos está contando, en cambio sólo en precisos puntos halla el camino que verdaderamente debe seguir, por cálido y por ingenioso administrando los interesantes recursos que posee.

Pero bueno, seguramente su mejor baza resida en construir unos personajes que puedan llegar al espectador.
Yo soy de aquellos que piensan que el ser humano, a lo largo de su vida, y por circunstancias que se agolpan una tras otra, se vuelve esquivo y desconfiado. Pero no nos confundamos. No confundamos la desconfianza con la desconexión. Me refiero básicamente a que, cuanto más nos acercamos a una persona, el mínimo gesto de indiscreción puede llegar a significar ruptura, distanciamiento, haciendo de la relación algo más complicado. Más abrupto.
Y ese mal, bajo mi punto de vista, es el que adolecen los protagonistas, lo que provoca esos escollos y ese alejamiento, y es ese mal, el que le otorga a la obra un punto de inflexión para que uno mismo recapacite, haciendo de ella un buen ejercicio para esparcir la mente unos minutos.