Haz click aquí para copiar la URL
Voto de José Luis Velasco:
8
Documental Leopoldo Panero, poeta, murió en Astorga, donde había nacido, en el año 1962. Catorce años más tarde, las personas que más íntimamente estuvieron ligadas a él, Felicidad Blanc, su viuda, y sus tres hijos, recuerdan aquel caluroso día de agosto. El recuerdo queda sometido a algo más que aquella fecha. Surgen otras vivencias. Y a través de la palabra y del recorrido por habitaciones, objetos, calles y lugares perdidos, se desvela la ... [+]
2 de diciembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra muy interesante sobre la familia Panero, con sus miembros como protagonistas, que puede gustar o no, pero que en cualquier caso te pincha, te hostiga, te invita a la reflexión y a la emisión de juicios de valor sobre cada uno de ellos.
A mi modo de ver, el verdadero drama recae sobre la madre: un matrimonio decepcionante y unos hijos que son "sinónimos de lo peor de mi padre", como finalmente reconocerá Leopoldo. Felicidad (qué paradoja de nombre) es sincera y cercana, se expone con sus virtudes y sus defectos, y cuenta sus experiencias con la serenidad de la madurez, o quizá de alguien al que ya se le ha escapado su tiempo.
Fantástica la progresión de la obra, lograda a través del montaje de las diversas intervenciones. Primeramente consigue cautivar al espectador, sobre todo con las dos primeras intervenciones en solitario de Juan Luis y Michi, que más que ponerlas en la antología del cine documental, yo las pondría en la de la comedia. Es tremendamente hilarante la exposición de Juan Luis, tan caricaturesco él, y sobre todo eso de "una (foto) es de Francis Scott Fitzgerald, alcohólico, as myself, y con una mujer horrorosa, as myself". Me ha recordado a las caracterizaciones del humorista Joaquín Reyes.
Luego hacia la mitad de la película, empieza a intervenir Leopoldo María, imagen viva de la degradación y la decadencia. Es más, para él su objetivo es desmontar la "leyenda épica" de la familia. Sus manifestaciones son reflejos de distorsión y enajenación; aparentemente seductoras pero, en mi opinión, llenas de palabras huecas y en ocasiones aberrantes (será que soy también padre de tres hijos, pero que una persona que consume barbitúricos y se intenta suicidar llame cobarde a su madre y le achaque todos sus males... lo siento mucho pero tiene bemoles la cosa)
Finalmente, el film cierra con la intervención de Felicidad entre las encinas de la casa de campo de Castrillo. Imagen de vejez, palabras de nostalgia. A continuación, las declaraciones honestas de Leopoldo y después de Michi explicitan de forma rotunda el fracaso de los Panero como familia.
Con esta acertada progresión, el director logra primero atraer, cautivar, incluso arrancarnos alguna sonrisa, para finalmente arrastrarnos a la desazón.
Con respecto a los hijos, aparte de lo dicho, no puedo negar que cada uno de ellos acaba despertando cierto cariño o compasión. Intuyo que es debido a su fragilidad a veces, a su patetismo en otras. Me quedo con la inocencia y honestidad del más pequeño, que ya en los primeros minutos deja caer como una losa que todo lo que sabe del pasado, presente y futuro de su familia "es la sordidez más puñetera que he visto en mi vida", calificándolos a todos de memos. Ahí queda eso.
José Luis Velasco
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow