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Voto de Anibal Ricci:
7
Searching for Sugar Man
2012 Suecia
Documental, Intervenciones de: Sixto Rodríguez
8.0
28,327
Documental A finales de los años 60, Sixto Rodríguez, un misterioso músico, fue descubierto en un bar de Detroit por dos productores que quedaron fascinados por sus melodías conmovedoras y sus letras proféticas. Grabaron dos discos con la convicción de que el artista se convertiría en uno de los más grandes de su generación. Sin embargo, el éxito nunca llegó, y el cantante desapareció en medio de rumores sobre su suicidio en un escenario. Mientras ... [+]
5 de febrero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ocasiones en que la realidad supera a la ficción, pero no olvidar que la ficción fue creada para sorprender al lector. La historia que retrata este documental es “demasiado rara para ser cierta”; hace que el espectador al menos se pregunte cuánto hay de verdad en el relato que está viendo.

Para mi gusto, se trata de una película de ficción, que recurre a un puñado de canciones de Rodríguez, compositor y cantante de Detroit que en sus letras describe las crueldades que enfrentan los sectores pobres y marginados de las grandes urbes.

La narración toma prestado un elemento asombroso de la biografía de Rodríguez: su música no triunfó en Estados Unidos, pero su discurso se convirtió en la banda sonora contra el Apartheid en Sudáfrica, país donde Rodríguez tuvo gran éxito, sin siquiera sospecharlo.

Lo positivo de la película es ese trasfondo de Rodríguez, siempre caminando por las calles nevadas de Detroit, esperando que su esfuerzo sea coronado con éxito, pero con la paciencia de un oriental, pues sabe que su trabajo es serio y tarde o temprano deberá ser reconocido. Cuando en 1998, viaja por primera vez a Sudáfrica, Rodríguez congrega a miles de personas que están felices con solo verlo. De ser un marginado, de inmediato se transforma en un músico de verdad. Siempre lo ha sido y, el reconocimiento no lo toma de sorpresa, sabe que lo merece.

Lo negativo de este supuesto documental, que manipula los hechos, al esconder algunos años de la vida de Rodríguez y, sobre todo, al desentenderse del clima político que vivía Estados Unidos hacia finales de los sesenta. Recordemos que en esa década, el racismo imperante cobró la vida de líderes importantes: Kennedy (1963), Malcom X (1965) y Martin Luther King (1968). Resulta intolerable y premeditadamente ingenuo que el director nos haga pensar que Rodríguez no triunfó porque tuvo mala suerte. Las letras y música de sus canciones debieron haber tenido mejor acogida debido a la calidad de ellas mismas. Sin embargo, a quién en su sano juicio se le ocurre publicitarse como Rodríguez (apellido de origen latino) en un país que vivía una violencia racista que incluso asesinaba a personajes públicos. Quizás la gente de color era el principal blanco, pero el racismo recaía en todos aquellos que no fueran norteamericanos. Recordemos que, durante la guerra de Vietnam, a los negros y latinos se les encomendaban tareas de segunda clase, pero muertes de primera. El norteamericano estaba herido en su orgullo y, los productores musicales de Rodríguez pretendieron alzarlo como un nuevo Bob Dylan. Me suena francamente descabellado. Durante esos años, las ciudades del norte de Estados Unidos (incluida Detroit) eran reductos de racismo exacerbado, que incluso pudieron ser tan violentos como Sudáfrica durante el Apartheid. Si bien las autoridades sudafricanas rayaban las pistas de sus canciones, en Estados Unidos fue censurada por los propios habitantes que no estaban dispuestos a hacer famoso a un inmigrante, proveniente de una familia de padres mexicanos.
Anibal Ricci
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