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Voto de Anibal Ricci:
6
5.3
30,402
Terror. Thriller
Hace cinco años, el mismo día en que su madre fue asesinada, las pequeñas Victoria y Lilly desaparecieron en el bosque. Buscadas incansablemente por su tío Lucas (Nikolai Coster-Waldau) y su novia Annabel (Jessica Chastain), son encontradas unos años más tarde en una cabaña en medio de la naturaleza, donde han vivido aisladas de toda civilización. Comienzan entonces una nueva vida para las niñas de la mano de Lucas y Annabel, pero éstos ... [+]
21 de mayo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta de terror se emparenta con buenas películas del género de los últimos años. No confundir con las películas histórico-fantásticas de Guillermo del Toro (El Espinazo del diablo, Hellboy o El laberinto del fauno), de gran factura e imaginería, pero que sólo utilizan el terror como apoyo incidental, y en definitiva no responden al canon tradicional de este tipo de cine.
En “Mama” (2013), colaboración hispano-canadiense, el director recurre a un falso origen del mal, gatillado por un suceso policial de 1987, pero no es hasta cinco años más tarde que un pasado desgarrador jamás terminará de ocurrir en las inmediaciones de Richmond.Este exponente del terror, con niños como protagonistas centrales, tiene como antecedente a “Déjame Entrar” (2008) del sueco Tomas Alfredson, relato vampírico con trastornos de adaptación adolescente, relato magistral, que hace palidecer un poco a esta película, más enfocada en perdernos en los laberintos del mal, una propuesta de la vieja escuela.
Si bien resulta cliché que cada vez que titilan o se apagan las luces vienen las secuencias terroríficas, como ocurría en la magnífica “La mujer de negro” (2012) del británico James Watkins, cinta de la cual es tributaria y que trajo al presente el terror de viajes y búsquedas infinitas a que nos acostumbró Roger Corman en épocas pretéritas.
Me parece que la crítica ha sido injusta con la apuesta del director argentino Andrés Muschietti. La trama de “Mama” es enredada pero acertada en mezclar terror del clásico con la premisa de “por suerte madre hay una sola”.
Luego de este viaje de 100 minutos, hay un genuino instante de emoción, de amor, que se eleva por sobre el mal representado por los celos, la envidia, la rabia y la venganza.
El amor de madre es único… por suerte madre hay una sola.
En “Mama” (2013), colaboración hispano-canadiense, el director recurre a un falso origen del mal, gatillado por un suceso policial de 1987, pero no es hasta cinco años más tarde que un pasado desgarrador jamás terminará de ocurrir en las inmediaciones de Richmond.Este exponente del terror, con niños como protagonistas centrales, tiene como antecedente a “Déjame Entrar” (2008) del sueco Tomas Alfredson, relato vampírico con trastornos de adaptación adolescente, relato magistral, que hace palidecer un poco a esta película, más enfocada en perdernos en los laberintos del mal, una propuesta de la vieja escuela.
Si bien resulta cliché que cada vez que titilan o se apagan las luces vienen las secuencias terroríficas, como ocurría en la magnífica “La mujer de negro” (2012) del británico James Watkins, cinta de la cual es tributaria y que trajo al presente el terror de viajes y búsquedas infinitas a que nos acostumbró Roger Corman en épocas pretéritas.
Me parece que la crítica ha sido injusta con la apuesta del director argentino Andrés Muschietti. La trama de “Mama” es enredada pero acertada en mezclar terror del clásico con la premisa de “por suerte madre hay una sola”.
Luego de este viaje de 100 minutos, hay un genuino instante de emoción, de amor, que se eleva por sobre el mal representado por los celos, la envidia, la rabia y la venganza.
El amor de madre es único… por suerte madre hay una sola.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El día en que el padre de Victoria y Lilly mata a su madre, ellas desaparecen en un bosque cercano, y cinco años después, su tío Lucas y su novia Annabel las encontrarán convertidas en unas fieras salvajes.
Los primeros diez minutos del metraje muestran a su hermano Jeff (el asesino) y las niñas huyendo del horrendo crimen en medio de una tormenta de nieve. Se estrellan y llegan a una cabaña abandonada, en la que Victoria (de tan solo tres años) se da cuenta de una extraña presencia. El descontrolado hombre le quita los lentes para que no vea, y cuando le va a disparar a quemarropa, un espectro lo desnuca y lo hace desaparecer. Los primeros planos de las niñas en un tinte sepia nos avisan del punto de vista y de algo malévolo que aparecerá nítidamente hacia el final.
El doctor Dreyfuss (terapeuta e hipnotista) se obsesiona con Victoria, la hija mayor, quien “creó un guardián imaginario al que llama Mama”.
El doctor rápidamente abandona la idea de un trastorno psicológico y vuelve a la cabaña donde fueron rescatadas las niñas, pero la película no abandona el punto de vista infantil, y por ende, surge el típico clóset como supuesto origen de sus pesadillas, a pesar de que estas niñas se criaron con el mal y no le tienen miedo. Dreyfuss ha recuperado una caja de un siquiátrico del siglo pasado, lo que supone originó esta fuerza maligna que ronda a las niñas. “Los fantasmas asumen figuras distorsionadas para librarse del mal que los origina”, le dicen al doctor.
Hacia el final, la secuencia de la paciente del hospital, Edith Brennan, arrancando con su hijo y lanzándose al acantilado, nos explica el origen maligno de Mama, que no encuentra paz ni sosiego al no haber muerto junto a su hijo en la caída (ocurrida el siglo pasado). Esta alma errante adoptó a las sobrinas de Lucas como si fueran sus hijas (en el presente), y siente celos y envidia por su novia (Annabel), que poco a poco fue ganando el cariño de las niñas, mientras Lucas se encontraba en coma.
Leyendo los archivos del doctor (quién ya fue víctima de Mama), Annabel se da cuenta de que el espectro es real y está triste debido a que perdió a su hijo.
Mama lleva a las niñas al acantilado original y Annabel se resiste a costa de su vida por salvarlas. No se rinde, y luego de este viaje de 100 minutos, hay un genuino instante de emoción, de amor, que se eleva por sobre el mal representado por los celos, la envidia, la rabia y la venganza.
Los primeros diez minutos del metraje muestran a su hermano Jeff (el asesino) y las niñas huyendo del horrendo crimen en medio de una tormenta de nieve. Se estrellan y llegan a una cabaña abandonada, en la que Victoria (de tan solo tres años) se da cuenta de una extraña presencia. El descontrolado hombre le quita los lentes para que no vea, y cuando le va a disparar a quemarropa, un espectro lo desnuca y lo hace desaparecer. Los primeros planos de las niñas en un tinte sepia nos avisan del punto de vista y de algo malévolo que aparecerá nítidamente hacia el final.
El doctor Dreyfuss (terapeuta e hipnotista) se obsesiona con Victoria, la hija mayor, quien “creó un guardián imaginario al que llama Mama”.
El doctor rápidamente abandona la idea de un trastorno psicológico y vuelve a la cabaña donde fueron rescatadas las niñas, pero la película no abandona el punto de vista infantil, y por ende, surge el típico clóset como supuesto origen de sus pesadillas, a pesar de que estas niñas se criaron con el mal y no le tienen miedo. Dreyfuss ha recuperado una caja de un siquiátrico del siglo pasado, lo que supone originó esta fuerza maligna que ronda a las niñas. “Los fantasmas asumen figuras distorsionadas para librarse del mal que los origina”, le dicen al doctor.
Hacia el final, la secuencia de la paciente del hospital, Edith Brennan, arrancando con su hijo y lanzándose al acantilado, nos explica el origen maligno de Mama, que no encuentra paz ni sosiego al no haber muerto junto a su hijo en la caída (ocurrida el siglo pasado). Esta alma errante adoptó a las sobrinas de Lucas como si fueran sus hijas (en el presente), y siente celos y envidia por su novia (Annabel), que poco a poco fue ganando el cariño de las niñas, mientras Lucas se encontraba en coma.
Leyendo los archivos del doctor (quién ya fue víctima de Mama), Annabel se da cuenta de que el espectro es real y está triste debido a que perdió a su hijo.
Mama lleva a las niñas al acantilado original y Annabel se resiste a costa de su vida por salvarlas. No se rinde, y luego de este viaje de 100 minutos, hay un genuino instante de emoción, de amor, que se eleva por sobre el mal representado por los celos, la envidia, la rabia y la venganza.