En esta nueva entrega del superhéroe por antonomasia, sin duda Snyder y su equipo consiguen su gran reto: traer a Superman hasta nuestros días y hacer que su historia siga siendo atractiva para el público décadas después de su creación. Dylan Sprayberry se descubre mostrando el lado más desorientado, incomprendido y frustrado de quien se siente extraño en su propia tierra, al tiempo que Henry Cavill nos sorprende encarnando la versión más madura del personaje que, aunque solitario y relativamente aislado de sus semejantes, se busca hasta encontrarse y aceptarse tal cual es. En este sentido Diane Lane y Amy Adams encarnan a la perfección el vínculo disociado que Kal necesita para aferrarse a esta tierra.

Los Superfans encontraran el film algo oscuro, con matices que distan de la versión original pero que hacen de Kal El alguien más plausible, y lleno (intencionadamente o no) de alegorías bíblicas discretamente integradas que le aportan un valor añadido. Finalmente, la violencia gratuita y excesivos efectos especiales que imperan en el tercio final se hacen más llevaderos gracias a la magistral actuación de Michael Shannon y coreográfico montaje escénico sustentado por la sólida batuta de Hans Zimmer.