El molesto ladrido del indefenso social. La lucha del civismo con barreras. Egos arrogantes siendo víctimas del abismo anónimo. Justicieros con pasados sin ética. Heroes de perfil bajo. Lágrimas de atención secando empatías.

Bong Joon-ho narra una historia que se humaniza con el paso de los minutos. Construye una crítica social que indaga en el interior de sus personajes. Enfrenta a distintos grupos sociales y compromete a referentes en escalones más elevados. Nos sermonea a base de comedia que el fin no justifica los medios. Nos recuerda que la moneda tiene dos caras y que el verdugo puede ser víctima de sus propios defectos.

Bong Joon-ho se entretiene con la cámara para ofrecer un amplio abanico de situaciones ajenas a la indiferencia. Y lo más importante, hace sentir.