En principio hay que desconfiar de aquellas películas que en su publicidad ya nos adelantan que es "magnifica, ingeniosa, increíble, brillante...etc,etc". Obviamente con un reparto tan brutal nos acercamos a ella pensando que algo de esto habrá. Y lógicamente no es oro todo lo que reluce.
Tras su aparente originalidad, esto es: llevar por los caminos del thriller una reflexión sobre qué supone una ruptura emocional en hombres maduros cuyos matrimonios llevan dos o mas décadas y acaban por descubrir que aquello de que el amor es para siempre no va ni siquiera a misa. La testosterona y el machismo aflora en el clan y el corporativismo de los machos-alfa (cada uno es un arquetipo) decide tomar cartas en el asunto. El inicio es algo errático, la tensión se diluye en monólogos mas o menos brillantes y las escenas oníricas entran a saco como un elefante en una cacharrería.
Su estructura falsamente teatral desconcierta y el añadido kitsch de Sansón viene a corroborar un collage algo deslavazado que en manos de tan brillantes interpretes se sostiene hasta uno de los inevitables finales. Al final no era para tanto.
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