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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
7
Intriga. Thriller Después de ser secuestrado, Paul Conroy (Ryan Reynolds), contratista civil en Irak, se despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera, sin más recursos que un teléfono móvil y un mechero. El teléfono podría ser el único medio que lo salvara de esa mortal pesadilla, pero la precariedad de la cobertura y la escasa batería parecen obstáculos insuperables en su lucha contra el tiempo: sólo dispone de 90 minutos para ser rescatado ... [+]
3 de octubre de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé a ustedes, pero a mí los espacios cerrados me dan yuyu. Sé que es totalmente irracional, pero me mareo, me asfixio, me ataca el tembleque y me entran los sudores sólo pensarlo, coño. Así que supondrán lo bien que me lo he pasado encerrado hora y media en la dichosa cajita de marras. Porque yo también he estado dentro de esa tumba, señores.

Un minimalista thriller claustrofóbico y desesperante que presume de un dominio de la tensión y el suspense realmente encomiables. Y lo consigue con sólo un actor y 3 elementos: ataúd, zippo y móvil. De buenas a primeras, a uno le presentan estas premisas y pudiera parecer una broma de cine de autor flipado y subvencionado. ¿El tuercebotas Ryan Reynolds sepultado en un “one man show” todo el metraje? Vaya coñazo, ¿no? Nada más lejos de la realidad.

Rodrigo Cortés se apoya en su pericia técnica, en la explotación de simples miedos primigenios y en el inesperado talento de un intérprete al que hasta hoy tenía por mediocre, para dar forma al film de suspense más entretenido y angustioso de la temporada. Un ejercicio de estilo tremendo, con un notable sentido del ritmo y una inexorable progresión dramática muy conseguida, que logra transmitir una ansiedad asfixiante, exprimiendo lo limitado de la situación al máximo a base de imaginación y mucha mala leche. No cabe decir ni desvelar nada más, sino dejarse llevar por el desalmado juego del director y disfrutar. O padecer, según se mire.

Cruel, a contracorriente, arriesgada y diferente; una apuesta tan atrevida como acertada para el cine patrio, que demuestra que más allá de Almodóvar y Amenábar, queda mucho talento suelto por aquí. La prueba es que así acabé yo en mi asiento tras la susodicha experiencia subterránea: encajonado y acojonado. No muchas lo consiguen, se lo aseguro.
RandolphCarter
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