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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
10
Drama Un anciano matrimonio reúne a cuatro de sus hijos, ya independizados, para comunicarles que están arruinados y los van a desahuciar en un plazo muy breve. Los hijos deciden entonces repartirse a sus padres: uno se queda con la madre y otro con el padre, lo que supone un duro golpe para los ancianos, ya que han vivido juntos toda la vida. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2010
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los viejos, esa especie inoportuna. Esa gentecilla arrugada, lenta y encorvada que cree saberlo todo y exige respeto y cariño por el mero hecho de habértelo dado todo. Qué ruines, qué molestos, qué injusticia tener que interrumpir nuestras fascinantes vidas para cargar con ellos, ¿verdad?

Después de criar cinco adorables cuervos, a los septuagenarios Barkley y Lucy Cooper les embargan su hogar y no les queda más remedio que ser acogidos por separado en las casas de sus queridos retoños, los cuales se pasan la pelota unos a otros por ver quién se queda con sus padres. A 100 millas uno del otro y con la esperanza de poder volver a reunirse en un futuro próximo, viven el día a día intentando ayudar, intentando no ser un estorbo y a veces, no consiguiéndolo inintencionadamente.

Lo que para ellos es echar una mano, para sus vástagos es obstáculo, vergüenza e intromisión. Con el tiempo cada vez se acentúa más la incomprensión mutua por la diferencia de mentalidades, el choque generacional, el ansia por colocar donde sea, pero lejos, a los que más nos quieren en el mundo, la tierna y fútil ilusión de los ancianos de que al final todo irá bien, de que acabarán sus días juntos…

Un recital dramático soberbio, que llega al alma por su humanidad, su sabiduría narrativa y el trabajo de sus dos entrañables protagonistas; sencilla, sin artificios ni recursos malabares, directa a la yugular de las víctimas de una época cruel y una sociedad que pasó del respeto a sus mayores al desprecio por aquellos que no son capaces de seguir el ritmo del vals de los tiempos.

Y al llegar al "The End" con el corazón en un puño por culpa de uno de los finales más conmovedores jamás rodados, una sola pregunta me ronda y martillea mi mente: ¿Cuando llegue la hora, seré yo otro cuervo más?
RandolphCarter
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