La gente habla de la versión rusa como la mejor adaptación del Quijote y no, rotundamente no. La patética versión de Kozintsev no solo no es fiel (altera el orden natural de los capítulos a su antojo), sino que, además prostituye las bondades y la poética castiza y picaresca de la obra maestra de Cervantes.
Tenemos ante nuestras narices la mejor versión del clásico de Cervantes: la mejor síntesis de la colosal novela (de la que beberá la serie animada de Cruz Delgado) y la más fiel.
Si fuera tan fácil hacer este tipo de películas, ¿por qué nadie, en los tantos intentos fallidos que se han producido a la postre, se puede acercar al resultado de la maravillosa adaptación de Rafael Gil?