Danny Boyle me ha recuperado con esta peli. Con Trainspotting dije "Wow", con 28 Días Después dije "Ok", con Slumdog Millionaire dije "Psché" y ahora con 127 Horas digo "Viva la madre que te parió".

Empieza a saco, te agarra de las orejas a base de partir la pantalla, y buscando tropecientos encuadres y ángulos de cámara consigue que no te sueltes. Una dirección genial con sello propio. Si no soportas una narración que se aparte de los cánones "Eastwood" ve pasando de esta cinta.

Es imposible no compararla con la reciente Enterrado y aunque la española juega en desventaja debido a sus complicadas premisas, 127 Horas le da 127 vueltas. Por muy honroso y esforzado que haya sido tu pase a la final de la Champions, de nada sirve si la pierdes. Pues aquí igual.

Danny controla el tempo y sabe pasar del drama al buen rollo sin que te des cuenta. De revolverte las tripas con la ingesta de zumo de limón sin azúcar a arrancarte varias sonrisas con el mejor Morning Show que se ha hecho. La genial BSO tiene mucha culpa de esto.

Y mención especial para James Franco que clava su personaje: un tipo lleno de vida, el típico al que su madre le dice cada vez que sale: "Algún día te va a pasar algo". ¡Ups! Franco vive su personaje y hace su mejor papel hasta hoy, quién iba a decir que el guaperas de SpiderMan fuese capaz de hacer esto. Lo que confirma mi teoría de que muchas veces, más que buenos o malos actores, hay buenos o malos personajes.

Por ponerle alguna pega decir que los flashback son ligeramente molestos, efectistas y efectivos, menos mal.

Pero ¿a quién le importa? Una película sobre un tipo atrapado que no podrá volver a jugar a la Play (no creo haber dicho nada que no se sepa) que consiga que al llegar al final acabes con una sensación de buen rollo extrema merece toda tu atención.