Tenemos ante nosotros una película que creo que de haber pasado por Sitges hubiera sido la niña mimada de ese año. Es una «Frankenputa» moderna pero que muy moderna pero además mucho más cómica, cachonda, con una trama mucho más retorcida e hilvanada que la susodicha «Frankenhooker».

La historia se desarrolla en varias partes en la que nos muestran qué hacía cada chica al momento de ser capturadas y antes de ser fusionadas en un único cuerpo. No me suelen gustar ese tipo de películas en las que cortan la narración para mostrar un título, mejor dicho, no me gusta ese recurso pero la verdad que aquí se lo perdono totalmente.

Aparte de eso también vemos el interior de la chica fusionada, es decir, que vemos un cuerpo que sería el que veríamos si estuviésemos en la película hablando con ella pero luego a las tres chicas hablando entre ellas como si estuvieran dentro del cuerpo y fueran su conciencia.

Los primeros veinte minutos son algo aburridos y ya tienes el chip puesto de que no te va a gustar pero a partir de esos veinte minutos es una verdadera comedia de terror que te hará reír más de una vez y sorprenderte más de otra. Mi escena favorita ya para acabar es cuando la chica fusionada entra a la fraternidad y se carga a todo Cristo pegando saltitos, como si lo estuviera disfrutando de verdad.

Total, le iba a poner un seis pero ahora le voy a poner un siete porque la verdad es que te lo pasa bien y la trama se cierra muy bien, para resumir esto es como casi una «violación («descuartización») y venganza».