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Bélico. Drama
Año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. Mientras los ejércitos de Alemania y Rusia luchan encarnizadamente y el mundo espera con ansiedad el desenlace de la batalla de Stalingrado, un francotirador ruso, Vassili Zaitsev, persevera en la empresa de eliminar a sus enemigos uno por uno. Danilov -el oficial encargado de la propaganda soviética- lo convierte en un héroe nacional que debe servir de ejemplo para animar a las tropas a ... [+]
16 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película histórica –basada en hechos reales– (Jean-Jacques Annaud, 2001) sobre el héroe de la URRSS Vasili Zaitsev (Jude Law), el francotirador que pasó a la Historia defendiendo Stalingrado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
20 de septiembre de 1942, Stalingrado es una ciudad arrasada después de un mes de asedio nazi. Hitler está a un paso de ganar todo el Cáucaso y de Moscú. Cuando el joven suboficial Vasili Zaitsev desembarca en Stalingrado bajo un salvaje fuego enemigo todas las medidas son ya desesperadas.
La propaganda de ambas facciones alienta a no desfallecer en ese momento crucial, pero el tiempo se agota. El francotirador Zaitsev conoce al comisario político Danilov (Joseph Fiennes), que convence al responsable de la defensa Nikita Jrushchov (Bob Hoskins) de que Zaitsev es el héroe que necesitan.
Zaitsev y Danilov se enamoran de la misma mujer, Tania Chernova (Rachel Weisz), una voluntaria de la resistencia. La obsesión de Hitler por tomar Stalingrado, así como las numerosas bajas alemanas causadas por los francotiradores, provocan la entrada en acción del comandante Erwin König (Ed Harris), que llega con el objetivo de cazar al mítico Zaitsev.
En ese momento comienza el juego. König actúa solo; Zaitsev se acompaña de un equipo que incluye al experto Nikolai Kulikov (Ron Perlman) y a la propia Tania, para desesperación de Danilov. En este duelo, la balanza puede decantarse por la información que puedan obtener del joven Sascha (Gabriel Marshall-Thomson), un niño ruso que mantiene contacto directo con ambos.
CONCLUSIÓN
A Nikita Jrushchov, comisario jefe de la ciudad en aquellos días, se le atribuye la frase "El tiempo es sangre". Y aquí el tiempo es una constante. Tiempo para esperar, para perdonarse, tiempo para vivir y para morir. Para aquellas personas que vivieron o sobrevivieron a circunstancias iguales o parecidas a las que refleja la película, el concepto de tiempo puede ir asociado al hielo, al fuego, al amor o al odio, que quedaron para siempre fijados en su retina y en su memoria.
Kulikov le cuenta a Zaitsev sus experiencias al ser torturado por sus compatriotas: “Allí no estaba la hoz, pero sí el martillo”. Kulikov le comenta a Zaitsev que un comandante alemán jamás se interesaría por unos simples soldados alemanes: “Les pasa como a nosotros con los ucranianos”.
Danilov reflexiona ante Zaitsev: “El hombre siempre será igual. Jamás cambiará […] Siempre habrá algo que envidiar: una sonrisa, una amistad, algo que uno no tiene y de lo que quiere apropiarse. En este mundo […] siempre habrá ricos y pobres”. En otra escena, donde al gran Zaitsev le ofrecen una recepción oficial, mientras la cúpula roja se pliega ante el líder rojo, un soldado anónimo roba una bandeja de canapés.
Las interpretaciones de todos son magistrales. Todo es sobresaliente o excepcional: la fotografía (Robert Fraisse), la música (James Horner), el sonido, los efectos especiales, la dirección artística, el montaje, todo. El guión (Alain Godard y Jean-Jacques Annaud, basado en las Memorias de un francotirador en Stalingrado, de Vasili Zaitsev) es perfecto.
Zaitsev fue un campesino de los Urales que aprendió a cazar en la Naturaleza con su padre, y más tarde con su abuelo. König fue el mejor especialista que produjo el estado tecnológico más avanzado y mejor coordinado de la época: la Alemania del III Reich. ¿Un duelo diario?.
La propaganda de ambas facciones alienta a no desfallecer en ese momento crucial, pero el tiempo se agota. El francotirador Zaitsev conoce al comisario político Danilov (Joseph Fiennes), que convence al responsable de la defensa Nikita Jrushchov (Bob Hoskins) de que Zaitsev es el héroe que necesitan.
Zaitsev y Danilov se enamoran de la misma mujer, Tania Chernova (Rachel Weisz), una voluntaria de la resistencia. La obsesión de Hitler por tomar Stalingrado, así como las numerosas bajas alemanas causadas por los francotiradores, provocan la entrada en acción del comandante Erwin König (Ed Harris), que llega con el objetivo de cazar al mítico Zaitsev.
En ese momento comienza el juego. König actúa solo; Zaitsev se acompaña de un equipo que incluye al experto Nikolai Kulikov (Ron Perlman) y a la propia Tania, para desesperación de Danilov. En este duelo, la balanza puede decantarse por la información que puedan obtener del joven Sascha (Gabriel Marshall-Thomson), un niño ruso que mantiene contacto directo con ambos.
CONCLUSIÓN
A Nikita Jrushchov, comisario jefe de la ciudad en aquellos días, se le atribuye la frase "El tiempo es sangre". Y aquí el tiempo es una constante. Tiempo para esperar, para perdonarse, tiempo para vivir y para morir. Para aquellas personas que vivieron o sobrevivieron a circunstancias iguales o parecidas a las que refleja la película, el concepto de tiempo puede ir asociado al hielo, al fuego, al amor o al odio, que quedaron para siempre fijados en su retina y en su memoria.
Kulikov le cuenta a Zaitsev sus experiencias al ser torturado por sus compatriotas: “Allí no estaba la hoz, pero sí el martillo”. Kulikov le comenta a Zaitsev que un comandante alemán jamás se interesaría por unos simples soldados alemanes: “Les pasa como a nosotros con los ucranianos”.
Danilov reflexiona ante Zaitsev: “El hombre siempre será igual. Jamás cambiará […] Siempre habrá algo que envidiar: una sonrisa, una amistad, algo que uno no tiene y de lo que quiere apropiarse. En este mundo […] siempre habrá ricos y pobres”. En otra escena, donde al gran Zaitsev le ofrecen una recepción oficial, mientras la cúpula roja se pliega ante el líder rojo, un soldado anónimo roba una bandeja de canapés.
Las interpretaciones de todos son magistrales. Todo es sobresaliente o excepcional: la fotografía (Robert Fraisse), la música (James Horner), el sonido, los efectos especiales, la dirección artística, el montaje, todo. El guión (Alain Godard y Jean-Jacques Annaud, basado en las Memorias de un francotirador en Stalingrado, de Vasili Zaitsev) es perfecto.
Zaitsev fue un campesino de los Urales que aprendió a cazar en la Naturaleza con su padre, y más tarde con su abuelo. König fue el mejor especialista que produjo el estado tecnológico más avanzado y mejor coordinado de la época: la Alemania del III Reich. ¿Un duelo diario?.