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Drama
Heinrich Harrer fue un famoso alpinista austríaco que intentó la ascensión al Nanga Parbat; desgraciadamente, su aventura se vio bruscamente interrumpida por el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Tanto él como su compañero, Peter Ausehnaiter, fueron recluidos en un campo de concentración, del que lograron escapar a través de las montañas. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2021
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Película biográfica estadounidense –basada en hechos reales– (Jean-Jacques Annaud, 1997) sobre las aventuras de los alpinistas austríacos Heinrich Harrer (Brad Pitt) y Peter Aufschnaiter (David Thewlis) en el Himalaya en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La expedición cartográfica al Nanga Parbat de 1939 portaba bandera alemana y estaba previsto que durara 4 meses. La acción se inicia con el egocéntrico e impertinente Heinrich Harrer, un héroe deportivo afiliado a las SS, abandonando a su embarazada esposa Ingrid (Ingeborga Dapkunaite) y dejándola al cuidado de un amigo de la familia, Horst Immendorf (Gerardo Ebert).
El equipo de Harrer y Aufschnaiter no logra hacer cumbre, y, debido al estallido de la II GM, todos sus miembros son encerrados en un campo de prisioneros, ya que se encuentran en terreno del Raj británico de la India. Harrer, convertido en narrador de la historia, recibe carta de su esposa en la que le solicita el divorcio para casarse con Horst.
En 1944 la expedición logra fugarse del campo y Harrer y Aufschnaiter llegan a la inaccesible Lhasa (Tíbet), penetrar incluso en el palacio Potala. Allí se nutren de la cultura tibetana y conocen al secretario del gobierno Ngawang Jigme (BD Wong) y a su sastre: la bella Pema Lhaki (Lhakpa Tsamchoe), de la que ambos se enamoran.
Mientras Aufschnaiter y Lhaki se casan, Harrer comienza una estrecha relación de amistad con el pequeño y sagrado XIV Dalai Lama, Tenzin Gyatso (Sonam Wangchuk). La presión de China y su Ejército de Liberación obligan a la pacífica nación de Tíbet a intervenir en un conflicto completamente desproporcionado contra el gigante asiático; motivo que provoca la traición de Ngawang Jigme.
CONCLUSIÓN
Película correcta sin más. Hará las delicias de los fans de Brad Pitt que a mí no me termina de convencer. A destacar, eso sí, las buenas interpretaciones de un par de clásicos como David Thewlis y Victor Wong. La fotografía (Robert Fraisse) es muy interesante, especialmente los paisajes del primer tercio de la película. El desarrollo final es blandito y no transmite emociones.
Harrer regresó a Austria y retomó la actividad relacionada con el alpinismo. Escribió varios libros, entre ellos Siete años en el Tíbet (1953) donde narra los hechos reflejados en la película. Murió en 2006 a la edad de 93 años.
El equipo de Harrer y Aufschnaiter no logra hacer cumbre, y, debido al estallido de la II GM, todos sus miembros son encerrados en un campo de prisioneros, ya que se encuentran en terreno del Raj británico de la India. Harrer, convertido en narrador de la historia, recibe carta de su esposa en la que le solicita el divorcio para casarse con Horst.
En 1944 la expedición logra fugarse del campo y Harrer y Aufschnaiter llegan a la inaccesible Lhasa (Tíbet), penetrar incluso en el palacio Potala. Allí se nutren de la cultura tibetana y conocen al secretario del gobierno Ngawang Jigme (BD Wong) y a su sastre: la bella Pema Lhaki (Lhakpa Tsamchoe), de la que ambos se enamoran.
Mientras Aufschnaiter y Lhaki se casan, Harrer comienza una estrecha relación de amistad con el pequeño y sagrado XIV Dalai Lama, Tenzin Gyatso (Sonam Wangchuk). La presión de China y su Ejército de Liberación obligan a la pacífica nación de Tíbet a intervenir en un conflicto completamente desproporcionado contra el gigante asiático; motivo que provoca la traición de Ngawang Jigme.
CONCLUSIÓN
Película correcta sin más. Hará las delicias de los fans de Brad Pitt que a mí no me termina de convencer. A destacar, eso sí, las buenas interpretaciones de un par de clásicos como David Thewlis y Victor Wong. La fotografía (Robert Fraisse) es muy interesante, especialmente los paisajes del primer tercio de la película. El desarrollo final es blandito y no transmite emociones.
Harrer regresó a Austria y retomó la actividad relacionada con el alpinismo. Escribió varios libros, entre ellos Siete años en el Tíbet (1953) donde narra los hechos reflejados en la película. Murió en 2006 a la edad de 93 años.