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Bélico. Drama
En lo más crudo de la Primera Guerra Mundial, dos jóvenes soldados británicos, Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) reciben una misión aparentemente imposible. En una carrera contrarreloj, deberán atravesar el territorio enemigo para entregar un mensaje que evitará un mortífero ataque contra cientos de soldados, entre ellos el propio hermano de Blake.
30 de diciembre de 2021
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Drama bélico (Sam Mendes, 2019) sobre la guerra de trincheras en la Primera Guerra Mundial y la misión que cambiarán la vida de los jóvenes cabos Schofield (George MacKay) y Blake (Dean–Charles Chapman).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
6 de abril de 1917, Francia. Blake y Schofield son dos soldados llamados por el general Erinmore (Colin Firth) para una importante misión. Los alemanes han realizado una retirada estratégica replegándose 15 km., lo que ha confundido al coronel Mackenzie (Benedict Cumberbatch), que pretende perseguirlos. Pero la maniobra es una trampa para llamar la atención y atrapar a los aliados en un nuevo frente reforzado.
La misión de Blake y Schofield es atravesar Tierra de nadie y advertir a Mackenzie del peligro, detener el avance y evitar así el sacrificio innecesario de miles de soldados, entre ellos el hermano de Blake. Blake y Schofield, emprenden un viaje a contrarreloj por las tierras arrasadas por el ejército alemán, que ha destruido todo a su paso y todos los recursos que pudieran ser de utilidad al avance aliado
CRÍTICA
Nacionalidad: EEUU, Inglaterra. Guión: Sam Mendes y Krysty Wilson–Cairns, pero el germen de 1917 se encuentra en las historias que a Mendes le contaba su abuelo: Alfred Mendes. A destacar: fotografía (Roger Deakins), música (Thomas Newman), montaje (Lee Smith), efectos visuales (Guillaume Rocheron), efectos especiales (Dominic Tuohy), diseño de producción (Dennis Gassner y Emma Pill), vestuario (Jacqueline Durran y David Crossman), maquillaje (Naomi Donne), coordinación de especialistas (Benjamin Cooke), asesores militares (Andrew Robertshaw, Paul Biddiss y Joss Skottowe).
La película describe la vida en las trincheras en el frente Occidental de la Primera Guerra Mundial (1914–1918). Filmada en Inglaterra y Escocia en un falso plano secuencia. Planificada, detallada y ensayada al milímetro. Técnica al servicio de la guerra, pero, en esta ocasión, en tiempos de paz.
1917 es diferente, no hay duda. Descriptiva, compleja y sencilla a la vista. Los protagonistas son desconocidos, chicos normales y corrientes en un mar de datos y números. El equipo artístico estudió a fondo el documental “Ellos no envejecerán” (Peter Jackson, 2018), el cual espero ver pronto. Se nota y se agradece la implicación de todo el equipo por sacar el proyecto adelante.
Llama la atención la preocupación por el detalle. Las trincheras, los cráteres, las tiendas, las cocinas, los equipos, los uniformes, los vehículos, los caballos, los almuerzos, los colores, los chistes, los pensamientos. Guerra de trincheras. Parece que todo el mundo va o viene de algún lugar o tiene algún propósito o no tiene ninguno, o tiene algo que hacer o tiene tanto tiempo que no sabe qué hacer con él.
Hay que asumir que la vida no es perfecta. La vida son imprevistos, contratiempos, cambios y variaciones, riesgos y dudas, subidas y bajadas, situaciones inesperadas, improvisaciones, indecisiones e imprecisiones, objetivos y opciones secundarias. Es un caos lógico, siempre todo en movimiento, nada permanece. Ahora, imaginemos ese caos perfecto avanzando con cuidado por territorio enemigo durante la guerra muerta de 1917
Un cowboy en un páramo, un extraño que ayuda, un enemigo donde no debería, una leche intacta, los rescoldos de un cubo, una lata de carne de perro. Es la vida, y si fuera perfecta no habría guerra. Se rueda la vida y la muerte en un mismo plano. Nuestros chicos avanzan, superpuestos en un cuadro donde hay un cuervo, una rata, un cerezo, algo que formó parte de un soldado. ¿Por cuánto tiempo?, nadie lo sabe.
El fango de primavera habla del invierno de 1916. Recordar que el frío y el hambre padecidos en la Gran Guerra se cuentan entre las causas de la pandemia de 1918. 1914 fue un acontecimiento que nació putrefacto, y que, independientemente del resultado, estaba huérfano antes de ver la luz puesto que pertenecía a un mundo del pasado. La realidad está aquí perfectamente explicada: “Bienvenido al autobús con destino a ni puta idea”. Te sumerge en un período de “calma chicha” donde lo más peligroso parece pensar. Trabajo descomunal y extraordinario. Un monumento al soldado desconocido para las generaciones venideras.
La misión de Blake y Schofield es atravesar Tierra de nadie y advertir a Mackenzie del peligro, detener el avance y evitar así el sacrificio innecesario de miles de soldados, entre ellos el hermano de Blake. Blake y Schofield, emprenden un viaje a contrarreloj por las tierras arrasadas por el ejército alemán, que ha destruido todo a su paso y todos los recursos que pudieran ser de utilidad al avance aliado
CRÍTICA
Nacionalidad: EEUU, Inglaterra. Guión: Sam Mendes y Krysty Wilson–Cairns, pero el germen de 1917 se encuentra en las historias que a Mendes le contaba su abuelo: Alfred Mendes. A destacar: fotografía (Roger Deakins), música (Thomas Newman), montaje (Lee Smith), efectos visuales (Guillaume Rocheron), efectos especiales (Dominic Tuohy), diseño de producción (Dennis Gassner y Emma Pill), vestuario (Jacqueline Durran y David Crossman), maquillaje (Naomi Donne), coordinación de especialistas (Benjamin Cooke), asesores militares (Andrew Robertshaw, Paul Biddiss y Joss Skottowe).
La película describe la vida en las trincheras en el frente Occidental de la Primera Guerra Mundial (1914–1918). Filmada en Inglaterra y Escocia en un falso plano secuencia. Planificada, detallada y ensayada al milímetro. Técnica al servicio de la guerra, pero, en esta ocasión, en tiempos de paz.
1917 es diferente, no hay duda. Descriptiva, compleja y sencilla a la vista. Los protagonistas son desconocidos, chicos normales y corrientes en un mar de datos y números. El equipo artístico estudió a fondo el documental “Ellos no envejecerán” (Peter Jackson, 2018), el cual espero ver pronto. Se nota y se agradece la implicación de todo el equipo por sacar el proyecto adelante.
Llama la atención la preocupación por el detalle. Las trincheras, los cráteres, las tiendas, las cocinas, los equipos, los uniformes, los vehículos, los caballos, los almuerzos, los colores, los chistes, los pensamientos. Guerra de trincheras. Parece que todo el mundo va o viene de algún lugar o tiene algún propósito o no tiene ninguno, o tiene algo que hacer o tiene tanto tiempo que no sabe qué hacer con él.
Hay que asumir que la vida no es perfecta. La vida son imprevistos, contratiempos, cambios y variaciones, riesgos y dudas, subidas y bajadas, situaciones inesperadas, improvisaciones, indecisiones e imprecisiones, objetivos y opciones secundarias. Es un caos lógico, siempre todo en movimiento, nada permanece. Ahora, imaginemos ese caos perfecto avanzando con cuidado por territorio enemigo durante la guerra muerta de 1917
Un cowboy en un páramo, un extraño que ayuda, un enemigo donde no debería, una leche intacta, los rescoldos de un cubo, una lata de carne de perro. Es la vida, y si fuera perfecta no habría guerra. Se rueda la vida y la muerte en un mismo plano. Nuestros chicos avanzan, superpuestos en un cuadro donde hay un cuervo, una rata, un cerezo, algo que formó parte de un soldado. ¿Por cuánto tiempo?, nadie lo sabe.
El fango de primavera habla del invierno de 1916. Recordar que el frío y el hambre padecidos en la Gran Guerra se cuentan entre las causas de la pandemia de 1918. 1914 fue un acontecimiento que nació putrefacto, y que, independientemente del resultado, estaba huérfano antes de ver la luz puesto que pertenecía a un mundo del pasado. La realidad está aquí perfectamente explicada: “Bienvenido al autobús con destino a ni puta idea”. Te sumerge en un período de “calma chicha” donde lo más peligroso parece pensar. Trabajo descomunal y extraordinario. Un monumento al soldado desconocido para las generaciones venideras.