Conozco muchos Accattones. Parásitos de la sociedad, sin oficio ni beneficio, que malviven una vida de miserias a base de darle el palo a los familiares y de chupar subvenciones y ayudas sociales para muertos de hambre. Pero eso sí, sin doblar la raspa ni hacer el mínimo intento para conseguir trabajo. Y es que madrugar, aguantar las órdenes de otro de sol a sol, carecer de tiempo de ocio, etc. son cosas que no todos están dispuestos a padecer. 'El trabajo, eso es para las bestias', dice Accatone.

En esta película son muchos los que pasan hambre. Esta Italia de posguerra se parece mucho a la España de la misma época, aunque algunos se atrevan a decir que vivían plácidamente. Lo que molesta de Accattone no es que sea un desgraciado desmayado. Lo que molesta es que sea un vividor, que pretenda llenar el estómago a costa de los demás.

El ambiente de suburbio está conseguido. La temática debió ser escandalosa para le época, y aún hoy, si se tratase con más dramatismo, también lo sería. Aún así, la película se hace lenta y aburrida. La imagen e iluminación son penosas. Merece la pena un remake modernizado. Pasolini, como es costumbre, busca provocar y horrorizar, pero 50 años más tarde la peli se ve deslucida.