Reconozco que esta es una crítica basada en el visionado (en medio de un duermevela) de un solo capítulo, pero mi experiencia acumulada me dice que suele ser suficiente: producto paupérrimo destinado a paladares de escasa exigencia. Ahora es cuando surgen los gritos acerca de lo propicio del horario, del tipo de público al que va dirigido (pobrecicos, para qué darles historias con calidad literaria y bien interpretadas), y un largo etc en el que se mezcla el clasismo mal entendido y la resignación: A mi corto entender los abuelos, los ociosos y las am@s de casa son mayores, con tiempo libre y en algún caso con formación limitada, pero yo no creo que sean implícitamente idiotas o ciudadanos de segunda. Que las cadenas generalistas quieran ofrecerles solamente telenoveluzas baratas (en el mal sentido), interminablemente incoherentes y de baja calidad es otro problema. El caso es que la propuesta se supone que es de época, pero el conjunto es lastimoso, como esos Bob Esponjas de no autorizados y cargados de roña de los circos: decorados de cartón piedra (como es habitual) iluminados con los focos del Bernabeu (¿es que no hay nadie en este país que sepa hacer una iluminación naturalista en TV?) y en los que pululan una serie de actores que hacen lo que pueden pero que no dan el pego como habitantes de los 50 (¿realmente la gente era así de... grimosa?); a esto no ayuda ni el trabajo de peluqueria ni el de vestuario, que luce muy poco. Si quieren ver algo de época bien hecho empiecen Mad Men, y no estamos hablando sólo de presupuesto, sino de talento.