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Voto de Coleccionista Visual:
7
25 de marzo de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viernes 29 de febrero, 7:00 pm. Cinemex Plaza Insurgentes. Sangre de mi sangre cuenta la historia de dos inmigrantes mexicanos a los Estados Unidos, haciéndolo con diferentes mensajes que se emiten minuto a minuto a lo largo de su duración. En efecto se marca trata de las relaciones en la familia y la ambigüedad moral como lo marcan en la sinopsis, pero también aborda asertivamente la situación del hispano en el vecino país y el desenvolvimiento que tiene en lugares habitados por hispanos. Como es sabido la discriminación racial es el primer problema a enfrentar del inmigrante, lo terrible es afrontarla contra nativos, compatriotas y otros hispanoamericanos presentes en el lugar, dispuestos a sacar ventaja de los desfavorecidos.
Sangre de mi sangre es la confrontación del citadino contra el provinciano, el primero de mente ágil y falto de escrúpulos, mientras que el segundo es en exceso confiado e ingenuo y con desventajas para una mejor oportunidad, donde el español no es importante y si los cincuenta dólares para pasar el día. Esa es la yuxtaposición que hace el director de dos chavos ilegales mexicanos, con diferente ideología y que son presas de su ignorancia.
En el norte se suele estereotipar al mexicano como ignorante y conformista, ya que precisamente la gente menos preparada emigra del campo nacional para ir a desempeñar el trabajo más duro en Estados Unidos, con la visión de ganar dólares y supuestamente tener un mejor nivel de vida. Sin embargo esta es una película que toma la realidad y señala el hecho de que se puede ganar bien, pero no implica el poder vivir con lujos o comodidad, muy presentes en el llamado sueño americano; un país con mucho trabajo, pero sin la seguridad necesaria que respalde a quienes llevan a cabo la labor; donde caminar libremente por la calle no garantiza la estancia en dicho lugar; donde los fines de semana la distracción sea en un bar, se converse de situaciones sexuales, triviales y soeces o incluso donde para bailar con alguien se deba pagar; donde el crecimiento intelectual se vuelve escaso o nulo.
Pero en Sangre de mi sangre no solo hace una crítica del mexicano foráneo, también retoma la solidaridad que nos caracteriza y como las relaciones filiales pueden cambiar decisiones que parecieran inamovibles.
Buena opera prima de Christopher Zalla, filme que intriga a los pocos minutos y que mantiene alerta, ante el robo de una identidad y donde todo parece ser más difícil de lo que ya es.
La intervención de todos los actores es muy apegada a lo requerido, pero me hubiese gustado ver caras nuevas, Ochoa y Hernández son repetitivos y están cayendo en el estereotipo de personajes con lenguaje soez y marginados.
Sangre de mi sangre es la confrontación del citadino contra el provinciano, el primero de mente ágil y falto de escrúpulos, mientras que el segundo es en exceso confiado e ingenuo y con desventajas para una mejor oportunidad, donde el español no es importante y si los cincuenta dólares para pasar el día. Esa es la yuxtaposición que hace el director de dos chavos ilegales mexicanos, con diferente ideología y que son presas de su ignorancia.
En el norte se suele estereotipar al mexicano como ignorante y conformista, ya que precisamente la gente menos preparada emigra del campo nacional para ir a desempeñar el trabajo más duro en Estados Unidos, con la visión de ganar dólares y supuestamente tener un mejor nivel de vida. Sin embargo esta es una película que toma la realidad y señala el hecho de que se puede ganar bien, pero no implica el poder vivir con lujos o comodidad, muy presentes en el llamado sueño americano; un país con mucho trabajo, pero sin la seguridad necesaria que respalde a quienes llevan a cabo la labor; donde caminar libremente por la calle no garantiza la estancia en dicho lugar; donde los fines de semana la distracción sea en un bar, se converse de situaciones sexuales, triviales y soeces o incluso donde para bailar con alguien se deba pagar; donde el crecimiento intelectual se vuelve escaso o nulo.
Pero en Sangre de mi sangre no solo hace una crítica del mexicano foráneo, también retoma la solidaridad que nos caracteriza y como las relaciones filiales pueden cambiar decisiones que parecieran inamovibles.
Buena opera prima de Christopher Zalla, filme que intriga a los pocos minutos y que mantiene alerta, ante el robo de una identidad y donde todo parece ser más difícil de lo que ya es.
La intervención de todos los actores es muy apegada a lo requerido, pero me hubiese gustado ver caras nuevas, Ochoa y Hernández son repetitivos y están cayendo en el estereotipo de personajes con lenguaje soez y marginados.